El suplemento Espectáculos del diario Clarín publica hoy una extensa entrevista a Juan Alberto Badía. Sus palabras reflejan su impulso de sanarse y se hacen valiosas para otras personas. Aquí unas breves líneas. El reportaje completo se encuentra en la web. Como hombre de fe afirma que fue ayudado por la medicina y por la gente.
Con sus médicos aprendió que un tumor es una explosión de vida, de células activas, invasivas. Su oncólogo le dio una piedra del tamaño de su tumor para tener en la mesita de luz e ir rompiéndola. Eso era aceptar.
La piedra tenía el tamaño de un sachet de leche y ahora tiene el de una pelotita de ping pong pinchada, explica Juan Alberto, romperla fue más que quimioterapia y que abandonarse a la ciencia, fue dejarse amar exageradamente, por sus allegados y también por desconocidos. Así atesora dos santuarios. Uno guarda las fuerzas de San Expedito, la Virgen de la Sonrisa y la de Itatí, el Padre Mario, San Jorge y cuanto objeto de fe le acercaron sus oyentes, y el otro santuario es el de la palabra soltada al viento, su propia emisora que creó en su casa y es operador, conductor, DJ, Jabradio –lo comentamos en otro post-.
- Se cura, Badía, se cura, me decían. Trabajé lo que tenía pendiente, no broncas, no envidia, no resentimiento, no tengo rencor. Quizás como me ha ido bien en la vida, tenía eso de Perdón porque me fue bien sin haber sido físico matemático. Generé mi salud, ayudado por la medicina y la gente y como dice el Dr- Recondo, la ciencia no lo hubiera hecho solita, no hubiera reducido el tumor al punto en que está. Ellos dicen que soy un paciente estupendo, me han dado para que tenga y que no me dejé vencer.
Y cierra, compartiendo el fruto de su esfuerzo,
- ¿La verdad? No me imaginaba ser tan fuerte.
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