TALENTOS
Y RECURSOS HUMANOS
En Mi tío de América, Alain Resnais cuenta
tres historias, del mediocre, del fracasado, del triunfador. Intercala las
historias con las hipótesis de Henri Laborit sobre el destino humano y las
posibilidades que disponemos, desde el repertorio que recibimos, para crear
nuestro lugar en el mundo. Para ello recure a entrevistas del propio Laborit, a
ratones de laboratorio y a actores que representan una familia de ratones. En cuanto
a las tres historias -un recurso del cine europeo en los ’60, que transcurrían
como tres episodios independientes, aunados por la temática que presentaba el
título de la obra-, la novedad que suma es que en algunos momentos se
entrecruzan, pero sin llegar a armar un desenlace donde se integran las vicisitudes
solitarias de todos los protagonistas.
Hasta donde he buscado, todas las reseñas dejan afuera de su descripción algún aspecto de esta trama.
Hasta donde he buscado, todas las reseñas dejan afuera de su descripción algún aspecto de esta trama.
La cinta de Resnais
es única. En su momento, imposible de encasillar en un género, esa no era la
preocupación más importante. El espectador podía contarla a alguien, con un
hilo conductor o en secuencias independientes, todo tiene sentido. Y si
escarba, se encontrará con laberintos que llevan a más preguntas.
Partimos de respuestas dadas, de las que parecería imposible
librarnos y terminamos abiertos a las preguntas, en toda etapa de la vida.
Tremendo aporte de Alain Resnais, nos regala el don de curiosear sin fecha de
vencimiento.
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