04.03.2014
| Entrevista a Mara Favoretto, autora de Charly García en el país de las alegorías
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"Las frases de sus canciones son parte del habla de los argentinos"
La autora, argentina residente en Australia, hace un pormenorizado análisis de la poética que sostiene las canciones del músico de rock que se convirtió en leyenda viviente y va mucho más allá del campo de la música.
Si
hubiera que establecer los ingredientes fundamentales que componen la
receta del gen argentino, podría decirse que se necesitan 100 gramos de
unitarios y otros 100 de federales; dos o tres laberintos borgeanos; una
cucharadita de sonrisa gardeliana y un puñado generoso de Evita. Para
que todo cuaje habría que agregar un huevo de Perón (completar con otro
de Maradona), esencia de San Martín para aromatizar y, no caben dudas,
una pizca de Charly García para que la cosa se ponga picante. Porque a
esta altura es imposible negar que Charly es mucho más que el emblema
del rock nacional: es uno de los grandes mitos modernos de los
argentinos. El hombre del bigote dual; el que le dijo al jefe
Springsteen que acá mandaba él; el culo más famoso de los escenarios
latinoamericanos; un objeto volador no identificado capaz de aterrizar
en las piletas de los mismos hoteles que primero se encarga de demoler.
Hoy es imposible hablar de la cultura argentina sin mencionarlo. Algo de
eso alimenta el libro Charly en el país de las alegorías, en el que su
autora, Mara Favoretto, realiza un estudio detalladísimo de la poética
que sostiene la obra del último gran músico popular argentino.
En él Favoretto destaca la forma en que García trabaja
poéticamente los textos de sus canciones a partir de la alegoría, un
recurso metafórico que es a la vez clásico y popular. Pero también
vuelve evidente que el contexto es fundamental para acceder al mensaje
que ellas contienen, en tanto se vinculan fuertemente con "el aquí y
ahora", para decirlo con palabras de Favoretto. Según esta mirada,
Charly García es un perspicaz observador de la realidad y del presente,
pero con inteligencia de sobra como para no desconocer su pertenencia a
un marco histórico y cultural determinado. Por eso Charly es sinónimo de
Rock Nacional.
Y por eso nadie se sorprenderá si una de las ideas que aparecen de
entrada al recorrer las páginas de Charly en el país de las alegorías es
la proximidad que parece tener la poética de García con cierto espíritu
tanguero. Por caso, la primera letra que se reproduce en el libro es la
de "Cuando comenzamos a nacer", que con unas leves modificaciones da la
impresión de que bien podría ser uno de esos tangos de tono
existencial, al estilo de los que solía crear Enrique Santos Discépolo.
Versos como "Qué poca cosa es la realidad,/mejor seguir, mejor
soñar,/que lo que vale no es el día"; o "Pero si te ofrecen el final,/
dirás igual me he de quedar/ porque soy yo, porque es mi vida", bien
pueden pasar por obra del autor de "Cambalache" con sólo cambiar la
entonación y la actitud con que se los canta. "Por supuesto que el
vínculo entre tango y rock existe, y no sólo en Charly", dice Favoretto y
para ella no hay dudas. "Desde sus comienzos hay tango en sus
composiciones, porque si bien Charly es rock, lo es desde la Argentina y
desde Buenos Aires. Compone desde un contexto en el que el tango es
parte del aire que se respira. Y él mismo se encarga de dejarlo claro en
1982: "Escucho un tango y un rock y presiento que soy yo" ("Yo no
quiero volverme tan loco", "Yendo de la cama al living".) Casi 20 años
más tarde, en Rock and Roll Yo (2010) incluye dos versiones de la
canción 'V.S.D', una de ellas es un tango bien clásico. Es decir, su
identificación con el tango está muy clara."
Pero también hay una idea poética muy clara. Cuando Fidel Nadal era
cantante de Todos Tus Muertos, se manifestó en contra de la poesía de
Charly justamente porque designaba como "dinosaurios" a lo que en
realidad era otra cosa. Es decir, abjuraba de los procedimientos
poéticos más básicos.
–¿En algún momento aparece en el trabajo de Charly algún conflicto con esa forma de trabajar a través de la alegoría?
–Todo lo contrario, la poesía tiene una belleza innegable, aunque
uses una metáfora de "dinosaurios" o monstruos, que, en todo caso, era
menos espeluznante que la realidad a la que se refería tal figura. En
aquel momento era una forma bastante sutil de describir una realidad
dura. La poesía de Charly no utiliza palabras complejas, sino que
utiliza palabras simples en una estructura compleja que es la alegoría.
Su forma es interesante porque es un lenguaje universal, es una
estrategia retórica muy antigua y todavía vigente, y esto, lejos de ser
un conflicto, para mí es una fortaleza en sus letras, porque a simple
viste parece un texto sencillo, pero al escarbarlo, entrás en un
laberinto de significados. Entonces la audiencia cumple un rol muy
activo porque debe pensar y analizar si desea que esas palabras tengan
un significado. A la vez, al carecer de referencias exactas en el texto,
tiene toda la libertad para interpretarlas como quiera. Me parece
bellísimo que la canción cree esa complicidad, esa intimidad entre el
artista y su público.
–Sin entrar en discusiones, Luis Alberto Spinetta es considerado el
gran poeta del rock nacional, afirmación que en esencia representa el
olvido de otros grandes letristas como el propio Charly. A priori ambos
parecen andar por caminos opuestos en sus operaciones poéticas. ¿En qué
se diferencian Spinetta y Charly a partir del uso del lenguaje y las
intensiones con que trabajaran sus canciones?
–Ambos ocupan un lugar central en el rock nacional y tal vez hasta
son complementarios en cierto modo. El lenguaje de Charly es más
sencillo, más cotidiano, más a nivel personal, (mi aquí/ahora, mi yo),
con muchas de sus canciones escritas en primera persona. Spinetta es más
cósmico, más universal, va más allá del conflicto a nivel subjetivo.
Spinetta tiraba para el lado del surrealismo y su interés artístico era
diferente al de Charly, que es más rebelde, más polémico, más
desafiante.
–Justamente el libro menciona cierto mito en relación al vínculo
artístico entre ellos, aludiendo a "lo peligroso que podría haber sido
que ambos músicos continuaran componiendo juntos". ¿Cuál sería
exactamente el mito y en dónde radicaba ese peligro?
–Charly lo explicó más de una vez: juntos eran dinamita, había una
energía muy fuerte cuando estaban juntos. Esa cita que decís se refiere a
una anécdota de cuando estaban componiendo "Rezo por vos". La canción
dice "Y quemé las cortinas y me encendí de amor" y a los pocos días el
departamento de Charly se incendió de verdad. Ellos tomaron el hecho
como una señal y el disco no se concretó. Lo que puede haber sido una
casualidad o un accidente se contó de tal forma que creó un mito: el de
la fuerza incontrolable que ellos producían. Según esa lógica, si una
canción iniciaba un incendio, imaginate lo que podría haber ocurrido con
un disco. Es probable que esa no sea la razón por la que el disco no se
hizo. Pero el episodio y la forma en que Charly lo cuenta alimentaron
esa idea y a su público nos encanta pensar que es cierto, como si dos
dioses combinaran sus superpoderes y el resultado fuese enigmático e
incontrolable. De nuevo estamos frente a un desafío: imaginar cómo nos
gustaría que hubiese sido ese encuentro de dioses.
–Desde lo musical hay un evidente cambio en los trabajos de Charly a
partir de la edición de La hija de la lágrima, a mediados de la década
del '90, que coincide con la etapa más problemática en su vida personal y
su conducta pública. ¿Esto ha tenido un correlato en sus letras?
–Muchas veces el periodismo y la crítica se centraron demasiado en
lo anecdótico y lo privado de su vida, cosa que él también alimentó a su
manera. Me parece que hay que indagar más profundo y analizar sus
composiciones sin quedarse en lo anecdótico. En La hija de la lágrima
hay canciones de una profundidad impresionante, como "Chipi Chipi", en
la que el título distrae por su aparente superficialidad y sin embargo
contiene una de las ideas más contundentes de esta etapa: la eternidad
de su música y su misión. Charly se muestra consciente de su
trascendencia y su rol en la cultura argentina: "Esta canción durará por
siempre porque yo mismo la hice así". En efecto, se propuso hacer "la
canción sin fin", una especie de cuento de la buena pipa a lo Charly,
pero dejando claro que fue su decisión y su voluntad. Esta canción
parece un testamento, un legado, "no te olvides nunca (....) ya se hace
de noche, me tengo que ir."
–¿Cuál dirías que es el gran mérito de Charly García como autor y poeta?
–Una forma de medir ese mérito tiene que ver con lo que se ha visto
en sus últimos conciertos. Hoy llama mucho la atención ver la
diferencia en edad en el público de sus conciertos, reuniendo a varias
generaciones, a padres con hijos, y casi todos se saben las letras de
las canciones, desde Sui Generis a Kill Gill. Algo similar pasó con los
Beatles, con los Rolling Stones, pero en el rock argentino pienso que es
único. Además Charly ha hecho cosas interesantes, como controlar su
propia fama y popularidad evitando ser manejado por otros como un
producto de consumo. Sabiendo que eso era un proceso inevitable, decidió
ganarles de mano y explotar su popularidad a su antojo. También
entendió las emociones de los argentinos y supo conmovernos: su versión
del himno nacional es un ejemplo de su sensibilidad y de cómo sabe
tocarnos las fibras íntimas.
–Eso también tiene que ver con el lugar que ocupa dentro de la
cultura popular argentina. Parafraseando el título de uno de sus discos,
¿se puede decir que Charly se ha convertido en una "influencia"
inevitable para los argentinos?
–Creo que su influencia es medible en la medida en que muchas
frases de sus canciones aparecen como parte del habla cotidiana de los
argentinos, ya forman parte de nuestro idioma local. Frecuentemente
puede leerse en los diarios y hasta en tapas de libros sobre otros
temas, frases tomadas de sus canciones. Eso mismo pasó con el tango. Y
esto responde también a la primera pregunta que me hiciste. Su poesía ya
entró en nuestro imaginario y hoy usamos palabras como "demoliendo" o
"tribulaciones, lamentos y ocaso" sin necesidad de poner una nota al pie
aclarando de dónde viene el dicho. Y eso no es poco. Además a los
argentinos nos encanta idolatrar y entronizar a nuestros ídolos
populares. Charly creó un trono en la cultura popular argentina y
después se sentó en él. «
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