La idea nació de Rachel Eckardt, de la empresa del Centro Evangélico de Geriatría de Berlín, quien pensó que la mejor manera de que los estudiantes de gerontología pudieran entender las dolencias de sus pacientes era que ellos mismos las vivieran.
El traje, que pesa 10 kilos, consiste en un casco y una chaqueta y un pantalón, que no permite la movilidad total de los brazos y las piernas. Tampoco la sensibilidad muscular.
de
Página 12
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SUMA CERO
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