Translate

viernes, 25 de mayo de 2012

Fallo judicial sobre un divorcio estableció que adulterio y ofensas son afecciones mutuas y no se dan alegremente


Fallo judicial sobre un divorcio estableció que adulterio y ofensas son afecciones mutuas y no se dan alegremente


La Cámara Civil de la Ciudad de Buenos Aires falló en un caso de divorcio estableciendo que en un matrimonio no existe el caso de aquel que alegremente incurre en adulterio o en ofensas, y definió que la ruptura del vínculo es una situación en que las afecciones resultan mutuas. No existe el caso de aquel que alegremente incurre en adulterio o en ofensas; ello siempre se da en medio de un espectro de zonas grises donde los destinos e infidelidades rodean más la confusión de lo trágico que modos apolíneos, generadores de respuestas jurídicas.

La decisión, difundida por la agencia DyN, fue tomada la Sala G de la Cámara Civil, en un fallo que profundiza las razones del desamor matrimonial como pocas veces anteriormente. En este juicio se vio involucrada una pareja con hijos en común y una grave conflictividad intrafamiliar.

La mujer acusaba a su ex marido de infidelidad y abandono malicioso del hogar, mientras que el hombre describía permanente malos tratos y hostilidades por parte de su esposa. La experiencia enseña que los finales ruinosos de la vida conyugal no sólo no se deben a una sola de las partes, sino que las afecciones resultan mutuas, resumieron los jueces Carlos Carranza Casares, Beatriz Areán y Carlos Bellucci.

En contacto con el programa El primero de la mañana de La Ocho, la abogada especialista en familia e integrante de la ONG El club de las divorciadas, Viviana Koffman, opinó que el caso no es realmente inédito en lo que se refiere a fallos judiciales. Y agregó que en materia de divorcio, en la mayoría de los casos controvertidos, los jueces fallan por una culpabilidad de ambos. Como en este caso la mujer inició el divorcio, el marido la contrademandó.Y si los dos prueban las causales el divorcio, se decreta por culpabilidad de los dos. Es cierta la conclusión de los jueces de que nadie incurre en infidelidad. Eso se da por responsabilidades mutuas. No creo en el divorcio por culpa de uno solo. Es por una decisión porque el matrimonio se desgastó y de común acuerdo decidieron ponerle fin a una pareja desquiciada. A veces se involucran culpas y cada uno trata de probar las causales que invoca. En este caso, el marido invocó injurias graves que era el maltrato y ella invocó un adulterio que lo probó. Entonces los jueces fallaron por culpa de ambos.

Viviana Koffman destacó que lo novedoso del fallo fue la utilización por parte de los jueces del concepto nadie es infiel alegremente. Es como que justifica el adulterio cuando el otro maltrata a su pareja. Este hombre la engañó porque ella lo maltrataba. Se cansó tanto que todo terminó en adulterio. Es como que una cosa arrastra a la otra. Generalmente, cuando uno cae en el adulterio es porque la relación está desgastada y es casi imposible la vida en común. Nadie engaña porque engaña. Salvo algunos otros que sí, son infieles por naturaleza y por diversión. Pero en la mayoría de los casos se incurre en estas conductas cuando el matrimonio está desquiciado y la vida en común se hace imposible.

Viviana Koffman remarcó que el adulterio es la causal de divorcio que más se invoca en los estrados judiciales, y aclaró: No es sólo el hombre el que engaña, en los últimos años ha crecido el porcentaje de mujeres. Ahora cinco de cada diez mujeres comete adulterio. No hay un responsable de que se llegue a esta situación. Son dos los causantes. La vida en común te va llevando a ciertas conducta donde el matrimonio se desquicia y la convivencia se hace intolerable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario