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Francisco pidió por los cristianos "perseguidos y decapitados ante nuestros ojos"
Viernes Santo.Fue en el tradicional Via Crucis en el Coliseo romano. Participaron de la procesión fieles de Siria, Irak y Nigeria, países donde existen persecuciones a católicos.
El papa Francisco
encabezó el tradicional Via Crucis en el Coliseo Romano, dónde pidió el
cese de las persecuciones a cristianos en Oriente Medio y Africa, entre
otros sitios.
El Pontífice siguió la ceremonia desde la colina del Palatino, situada frente al Anfiteatro Flavio, y a sus pies se congregaron miles de personas que siguieron en silencio la recreación del camino de Jesús hacia su crucifixión y muerte.
Francisco, luego de la ceremonia, recordó a "nuestros hermanos cristianos" que "son perseguidos, decapitados y crucificados ante nuestros propios ojos y, a menudo, con nuestro silencio cómplice". En esa línea, fieles provenientes de Siria, Irak, y Nigeria, entre otros países donde existen persecuciones a católicos, estuvieron entre los elegidos para llevar la cruz durante la procesión.
El Papa también denunció la "crueldad" de algunas situaciones actuales que se corresponden, a su juicio, con el calvario de Cristo, como la corrupción o la indiferencia de las personas ante quienes sufren.
"En la crueldad de tu Pasión, Señor, vemos la crueldad de nuestras acciones y a todos los abandonados por los familiares, por la sociedad. En tu cuerpo herido vemos a aquellos desfigurados por nuestra indiferencia", lamentó en tono sobrio.
En cada una de estas etapas se leyó una de las catorce meditaciones redactadas, esta vez, por Renato Corti, obispo emérito de la ciudad septentrional italiana de Novara, y que hicieron referencia a problemas actuales como la corrupción de menores.
El Pontífice siguió la ceremonia desde la colina del Palatino, situada frente al Anfiteatro Flavio, y a sus pies se congregaron miles de personas que siguieron en silencio la recreación del camino de Jesús hacia su crucifixión y muerte.
Francisco, luego de la ceremonia, recordó a "nuestros hermanos cristianos" que "son perseguidos, decapitados y crucificados ante nuestros propios ojos y, a menudo, con nuestro silencio cómplice". En esa línea, fieles provenientes de Siria, Irak, y Nigeria, entre otros países donde existen persecuciones a católicos, estuvieron entre los elegidos para llevar la cruz durante la procesión.
El Papa también denunció la "crueldad" de algunas situaciones actuales que se corresponden, a su juicio, con el calvario de Cristo, como la corrupción o la indiferencia de las personas ante quienes sufren.
"En la crueldad de tu Pasión, Señor, vemos la crueldad de nuestras acciones y a todos los abandonados por los familiares, por la sociedad. En tu cuerpo herido vemos a aquellos desfigurados por nuestra indiferencia", lamentó en tono sobrio.
En cada una de estas etapas se leyó una de las catorce meditaciones redactadas, esta vez, por Renato Corti, obispo emérito de la ciudad septentrional italiana de Novara, y que hicieron referencia a problemas actuales como la corrupción de menores.
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