Los hombres no sólo tienen la responsabilidad de cuidar, sino que también el derecho a entrar a ese mundo
Los hombres no sólo tienen la responsabilidad de cuidar, sino que también el derecho a entrar a ese mundo
Francisco Aguayo
Psicólogo
Director en EME, Masculinidades y Equidad de Género
Psicólogo
Director en EME, Masculinidades y Equidad de Género
Sabemos que cuando un padre participa con una presencia comprometida y de calidad en el cuidado y crianza de sus hijos e hijas, hace una diferencia en su desarrollo psicosocial, mejorando indicadores académicos, socioafectivos, de autoestima y salud mental.
¿Qué significa una presencia de calidad? Que un papá –que resida o no con sus hijos/as- pase un tiempo diario cuidando, vistiendo, alimentando, estimulando, jugando, apoyando tareas escolares, entre otras. También tiene que ver con el apoyo a las tareas domésticas que son muy importantes para el cuidado del niño/a y el mantenimiento del hogar.
Sin embargo, es muy importante ampliar el repertorio de acciones que los hombres tienen en cuanto al ejercicio de la paternidad, ya que los estudios nos dicen que los padres se concentran mucho en ciertas acciones, como jugar con los hijos/as, y especialmente los fines de semana.
Hay evidencia que sugiere que cuando los hombres están más implicados en tareas de paternidad y domésticas, eso trae además beneficios para la pareja. Cuando las mujeres tienen una pareja hombre comprometido en estas tareas, ellas reportan más bienestar en diversas dimensiones, por ejemplo, en su vida sexual. También reportan sentirse menos estresadas, menos sobrecargadas, tienen más posibilidades de tener participación en grupos y tiempo libre, entre otros indicadores.
Y a su vez, los padres más comprometidos en su paternidad, reportan sentirse más contentos con sus vidas. Datos en países desarrollados muestran que suelen tener mejor salud mental, cuidan más su salud, toman menos alcohol, consumen menos drogas y participan más en actividades comunitarias. En resumen, cuando un padre está comprometido con su paternidad, eso es beneficioso para hijos e hijas, para los propios hombres y también para las mujeres. Todos ganan.
Desafíos para avanzar a una paternidad comprometida
Es muy importante que los hombres nos involucremos lo más tempranamente posible. Es decir, primero en la planificación familiar, prevención del embarazo, uso de método anticonceptivos, entre otros temas de salud sexual y reproductiva y luego en los controles prenatales, parto, controles de salud, cuidado y crianza.
Ha habido una política en Chile de promover la participación de los padres en los partos. En el estudio IMAGES* encontramos que de los hombres más jóvenes, en las tres grandes ciudades de Chile, 9 de cada 10 padres estuvo presente en el parto de su último hijo o hija. Es una cifra altísima y cuando preguntamos a los hombres, reportan que haber estado en ese momento, causó un impacto en sus vidas y en el vínculo con ese hijo o hija. Pero no es suficiente, porque cuando miramos lo que pasa después, todavía la participación de los hombres en el cuidado diario de sus hijos/as es baja. Un embarazo y un niño/a es un proyecto compartido, por lo que involucrarse desde el primer momento hace una diferencia. Mientras más cuidadores estén a su cuidado, mejor para el niño o niña.
Necesitamos mejores condiciones sociales y laborales para que los hombres estén presentes en los controles prenatales y de salud. Sabemos que hay barreras para su participación, como los horarios de atención y los permisos laborales.
Existe en Chile el derecho a un postnatal para los padres de 5 días (a tomar dentro de primer mes), aunque sólo para quienes cuentan con contrato de trabajo. Sin embargo, muchos hombres no toman ese postnatal por temor a perder el trabajo, o de lo que ‘van a decir’ los compañeros o los jefes. Un desafío es que más hombres tomen el postnatal. También creemos importante una ampliación de ese permiso, con un sistema que realmente promueva que los hombres lo tomen, intransferible y pagado por el estado.
Hoy existe cada vez más conversaciones sobre la paternidad, y un ejemplo de eso es que aparece más en los medios de comunicación masivos y la propaganda, aunque todavía es muy sexista. Cuando miramos los datos como la Encuesta de Uso de Tiempo (SERNAM) vemos que aún en nuestra cultura se piensa que las tareas de cuidado son responsabilidad principal de las mujeres, y que el rol del hombre es proveer. Vivimos un orden de género muy complementario, segregado y machista. El desafío es cambiar ese orden, y pensamos que los hombres no sólo tienen la responsabilidad de cuidar, sino que también el derecho a entrar a ese mundo. Cuidar y criar es un proyecto social compartido.
Consejos para ejercer una paternidad más comprometida
Encontrar el propio estilo de ser padre. Hay aspectos de personalidad y nuestra historia que juegan en este proceso. A veces la pareja quiere que cuidemos de un modo que no nos acomoda. La idea es compartir las tareas “50 y 50”, pero entrando en este territorio de un modo masculino. Para eso es bueno entender cómo nos influyó la paternidad de nuestro padre, cómo nos influyeron otras figuras masculinas, cuál es nuestra historia en el tema de los afectos y cuidados. Tener conciencia de eso nos ayuda a encontrar nuestro estilo.
Expresión de los afectos y conexión con las emociones. Hay mucho miedo de los hombres a entrar a ese territorio, que aún aparece como primordialmente femenino. Pasar más tiempo con los hijos/as ya es un desafío importante, pero también ser más expresivos con nuestros hijos/as, conectarnos más con ellos y ellas de manera más emocional e involucrada.
Conciliación trabajo-familia. Existe un drama en nuestra cultura con el tema del tiempo: los tiempos de traslado y de trabajo son muy largos. Entonces, conciliar nuestra paternidad y los tiempos de trabajo es uno de los temas más estructurales para los hombres interesados en ser mejores padres. Necesitamos mayores condiciones sociales para una cultura del cuidado donde los hombres estén incluidos.
Relación con la madre de nuestros hijos/as. Se viva en la misma casa o no, se esté emparejado o separado de la madre del niño/a, la relación con esa madre –sabemos por distintos estudios- incide en la paternidad de los hombres. Entonces, mientras mejor sea la comunicación y coordinación con esa madre, así como los acuerdos en torno a disciplina, tiempos y organización de la crianza, mejor para el niño o niña. Es importante también avanzar hacia un modelo de tuición compartida, ya que hoy en caso de separación se entrega automáticamente para las mujeres. Es también importante que hombres y mujeres visualicen la importancia –para los hijos, para los hombres y ellas mismas- de compartir tanto las alegrías como las responsabilidades del cuidado y de la crianza.
Más información en http://paternidades.blogspot.com
* Estudio IMAGES, realizado por EME/CulturaSalud (Aguayo, F., Cristi, P. y Sadler, M., 2011)
de
http://www.crececontigo.gob.cl/adultos/columnas/los-hombres-no-solo-tienen-la-responsabilidad-de-cuidar-sino-que-tambien-el-derecho-a-entrar-a-ese-mundo/
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