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martes, 14 de junio de 2011

Nuevas formas de armar familia: noviazgos breves y más convivencias CON COMENTARIO

Una nota publicada en Clarín cobra vuelo comentada en radio, TV, blogs. En la ciudad de Buenos Aires, desde hace 30 años se cuadruplicó la cantidad de parejas que conviven sin casarse en tanto que actualmente la mitad de los noviazgos no llega al año.

Durante el año pasado, en esta ciudad, las convivencias y uniones civiles prácticamente igualaron el número de los matrimonios . El abandono de las formalidades legales es resultado de un proceso que comenzó llegando a la década del 70 y se profundizó a partir de los 80.

Hacia 1980 los matrimonios componían el 92% de las parejas. En 2010 bajaron al 69%. El año pasado se casaron en la ciudad 13086 parejas, a la vez que 10574 tramitaron la convivencia y 585 uniones civiles. Así, los casados alcanzaron al 54% de las nuevas parejas. Pero firmar papeles no asegura nada, por cada dos casamientos ya hay un divorcio.

- En los últimos años se percibe un mayor desapego a la institución matrimonial como reguladora de la vida en pareja. Esto no significa una menor propensión a unirse, sino mayor consensualidad. Estos cambios han sido acompañados por una mayor frecuencia de disoluciones voluntarias, expresado por el marcado incremento que muestra la relación divorcios-matrimonios, revela Victoria Mazzeo, socióloga, de la Dirección General de Estadística y Censo de la ciudad.

A su vez, Mabel Ariño, también socióloga, reafirma estos conceptos,
- No varió la propensión a formar pareja, sino la manera. Es otra forma de comenzar la familia, con menos injerencia del Estado.

Y se soslayan estigmas y mandatos sociales explica Osvaldo Ortemberg, abogado de familia,
- Hasta mediados del siglo XX la mujer que convivía con un hombre era considerada una cualquiera. El término concubina era peyorativo. Hoy no se usa porque fue cambiado por el de compañera, mujer, señora o esposa.
Victoria Mazzeo resume
- A partir de los 60 se advierte que avanza sin interrupciones la incidencia de la cohabitación como modalidad de entrada en unión, cambio que se aceleró a partir de los 80, con la característica de que se transformó en una opción de convivencia marital aceptada en todas las clases sociales. Estos cambios en los comportamientos nupciales, evidentes desde los 80, se profundizan durante los 90, tanto en el aumento de la edad de los contrayentes de primera unión, como en el aumento de la reincidencia matrimonial en la madurez, en especial entre los varones.

En el informe Tendencias sobre la convivencia, matrimonio y maternidad en áreas urbanas de Argentina, Georgina Binstock, del Centro de Estudios de Población, Cenep-Conicet, sostiene
- Los cambios familiares registrados en Argentina durante las últimas décadas, incluyendo la postergación del matrimonio y el incremento de las uniones y nacimientos no matrimoniales son similares a muchos países desarrollados que suelen asociarse a la segunda transición demográfica, STD.

La STD explica las transformaciones familiares por cambios ideológicos, de valores y conductas individuales que buscan el bienestar y la realización personal. Cita estudios que hablan de flexibilización en los mandatos sociales en la familia y una creciente aprobación de conductas como el divorcio, el aborto y la crianza de un hijo sin una pareja estable.
- Las uniones consensuales son más frágiles que los matrimonios, se separan con más frecuencia. Es probable que el propósito inicial para muchas parejas no sea una convivencia para toda la vida, expectativa que suele acompañar al matrimonio, concluyen Georgina Binstock y Marcela Cerrutti en “Familias latinoamericanas en transformación: desafíos y demandas para la acción pública”.

En base a los datos disponibles se estima que la ruptura es cuatro veces mayor en los que conviven, problema que afectan más a las mujeres.
- La convivencia se basa en la confianza y el trato igualitario, pero creo que un gran porcentaje lo hace por no conocer la ley. El final de una relación por uno u otro sistema genera consecuencias muy distintas, en especial en las mujeres que son las que, por la distribución tradicional de roles, o por su dedicación al cuidado de los hijos, relegaron su carrera laboral y profesional y están menos fortalecidas económicamente.

De allí que, contrariamente a lo que podría pensarse, muchas feministas aconsejen casarse, aún hoy, cierra Sofía Harari, abogada del Equipo Latinoamericano de Género.

COMENTARIO

Aunque la noticia es escueta sobre los noviazgos abreviados, se entiende que hay menos preambulos antes de pasar a concretar otras necesidades afectivas que urgen: convivir de cierta manera, esto es, compartiendo necesidades, saliendo de la soledad afectiva en que se está.
Se insiste en aspectos válidos, como la mayor desproteccion de las mujeres, aunque observamos que hace falta informacion sobre aspectos como la educacion y economia –puntales de la autonomia de ambos sexos- de las mujeres que no se casan, y sobre conflictos de competencia, de reparto de bienes y ganancias y de trabajo en equipo que se presentan en cada tipo de unión legal que se enuncia en la nota. 

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