Peter Falk, más conocido por su papel del detective que daba nombre a la serie televisiva Columbo, falleció anteayer, a los 83 años, en su casa de Beverly Hills, recluido desde hace varios años. Enfermo de Alzheimer estaba limitada su vida social.
En su obituario, el diario La Nación dedica un elogio grande y merecido. Cita a Umberto Eco, quien en un ensayo sobre la televisión, escribió que si en un futuro lejano sólo se conservaran unos pocos programas, entre los que estuvieran un par de capítulos de Columbo, la televisión sería considerada una maravilla contemporánea, como consideramos al teatro griego, del que sólo llegaron a nuestros días unos pocos manuscritos completos.
Personaje consagrado de las series de TV, el detective aturdido y desaliñado, aunque no llueva siempre con su impermeable desprolijo, nos tenía a todos sus seguidores esperando la frase final, luego de sus rodeos, en apariencia inconducentes,
-Una última pregunta.
Y esa pregunta abrochaba todo el interrogatorio que precedía y el culpable era descubierto.
Peter Falk nació en New York el 16 de septiembre de 1927. Uno de sus rasgos inconfundibles, el semiguiño instalado permanentemente, derivó de una cirugía a sus 3 años, cuando le extirparon un ojo por un tumor maligno y le implantaron un remplazo de vidrio. Durante la Segunda Guerra Mundial quiso alistarse en la marina, pero fue rechazado por esta discapacidad visual. Graduado en ciencias políticas y con un máster en administración pública, estudió artes escénicas. Trabajó durante años en el off Broadway, hasta que en 1960 se mudó a Hollywood, y debutó en cine. Pronto fue nominado al Oscar como mejor actor secundario: en 1960 por El sindicato del crimen y en 1961 por Un gángster para un milagro de Frank Capra. En cine siguió su trayectoria exitosa en films de Arthur Hiller, John Cassavetes y Wim Wenders, pero su personaje del detective desprolijo y querible le alcanzó fama internacional y cuatro premios Emmy.
en Saldarcuentas.blogspot.com puede leerse
Mi recuerdo de Peter Falk, Columbo
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