En 2012 los argentinos subieron a las redes sociales más de 150000 imágenes íntimas
Este año los usuarios argentinos publicaron más de 150
mil fotos y filmaciones caseras en la red Taringa, 50% más que durante 2011.
Los videos hechos en casa son nuevas alternativas para quienes buscan concretar sus fantasías sexuales y exhibirlas. En el video las ideas son capturadas en espacio y tiempo propios. Exhibirse, mirarse y ser mirado, mostrarse en juegos sexuales y en plena intimidad son estímulos poderosos para alimentar el narcisismo. Filmarlos permite repetir la mirada sobre esas acciones, superando a los espejos que dan la imagen efímera del momento que se está viviendo. Verse con esa distancia, la misma con que se puede ver a un tercero, ver imágenes ajenas, todo vale a la hora de sostener el narcisismo.
Exponerse a miradas ajenas en la web agrega la posibilidad de recibir admiraciones y críticas, valoraciones y burlas. Y es la posibilidad de dar lo mismo a otros que se exponen.
El comentario que no encontré es referir esta costumbre creciente a la búsqueda de experiencias que se sientan reales, vividas por personas, no por actores porno.
Incluso hay un género que crece, a nivel mundial. Se llama porno soft –pornografía suave- a videos en que la sexualidad no es descarnada como en las cintas porno tradicionales, sino que muestran a gente que puede encontrarse por la calle, gente como uno, en sus intimidades. Por lo habitual, al presente, no exhiben órganos sexuales, ni detalles de la penetración. Están filmadas por una cámara, en una ubicación fija, sin elaborar las secuencias, presentando el video así como sale, a lo sumo, cortando algunas imágenes.
Una de las razones que se invocan para filmarse es que se busca aprender o corregir desaciertos, sin recurrir al profesional experto. La realidad es que para responder a esos motivos, se tiende más a recurrir a psicólogos o sexólogos, quienes tiene conocimientos.
Internet es la alternativa a mano para quienes quieren las ventajas de las respuestas rápidas que brindan las redes sociales y comunidades. Pero en su mayoría están buscando la confirmación de sus creencias en el grupo de pares.
Los videos caseros sobre intimidad avanzan desde hace décadas en la cultura argentina. Y se nota el crecimiento de la tendencia en México, Venezuela y Colombia.
Los contenidos que se suben a la web en su mayoría son parejas a las que no se le ven las caras, cubiertas con máscaras o antifaces o evitando enfocarlos. Quieren mostrar algo de sí, pero reservando su identidad.
Los participantes de los videos, no sueltan muchas palabras sobre sus motivaciones, comienzan por presentar sus videos como parte de las nuevas libertades, como un aditamento novedoso de juegos, como otra via para evolucionar en la vida de pareja y razones en esa línea. Algo de lo que escasamente llegan a hablar, es su exploración atenta y comprometida de gestos corporales y sobre todo de expresiones faciales, que delaten sus emociones y afectos –propios y de la pareja- a la hora del amor.
Un componente importante de hacer el amor es saber que se terminará el momento del encuentro. Prolongarlo en imágenes grabadas cambia esta ecuación. Así, se hace interesante saber si los videos se borran en algún momento, y qué sentido cobran a lo largo del tiempo.
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