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60 personas por día piden ayuda para dejar de fumar
Es el doble que hace dos años, según datos oficiales.
Arranquemos por los motivos: hay mucha menos
gente que tolera que le fumen cerca sumado a que hay cada vez más
lugares libres de humo. Al mismo tiempo, el culto por la vida saludable
hizo que el hecho de fumar haya pasado de moda. Otras razones tienen que
ver con la impresión de imágenes en los paquetes de cigarrillos y que
el tabaco se encareció en los últimos años. Y un dato importante: los
chicos registran a muy temprana edad los efectos del hábito a largo
plazo y “retan” a sus padres para hacerlos reflexionar. Por todo esto ya
son 60 personas por día las que recurren a los programas de salud
públicos para pedir ayuda con el objetivo de dejar el cigarrillo.
Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, en dos años pasaron de recibir 10.000 consultas a 22.000 en 2014. Se trata de personas que buscan información del Programa Nacional de Control de Tabaco, que se puso en funcionamiento en 2005. Si bien no hacen un seguimiento de los casos, calculan que unas 10.000 personas dejaron de fumar en el último año por haber recurrido a la línea gratuita 0800–999–3040.
¿Cómo funciona? Cuando alguien llama, el operador lo deriva al servicio más cercano para que pida un turno. Allí lo reciben, le hacen una evaluación y la preguntan si realmente quiere dejar de fumar. Si el paciente decide hacerle frente a su adicción, entonces le hacen un seguimiento en el centro de salud público que puede ser semanal o cada quince días. Existe la opción de la medicación, en parches o pastillas, que hasta ahora las prepagas no cubren y el paciente debe comprar. El Estado busca incorporar los sustitutos de nicotina o de fármacos inhibidores del deseo de fumar en el Plan Médico Obligatorio. Un programa similar está en marcha en la Ciudad desde 1994, con la diferencia de que las drogas se otorgan en forma gratuita. Los porteños también engordaron la estadística: mientras en 2013 recibieron 9 mil consultas, al 2014 lo cerraron con casi 11 mil.
“El momento más difícil del tratamiento es la primera semana e incluso puede extenderse hasta el primer mes, cuando aparecen unas ganas imperiosas de fumar. Sin embargo hay que saber que esa sensación dura pocos segundos. Muchos fumadores no dejan en su primer intento. Pero las recaídas son parte del camino de la cesación y esa experiencia se vuelve un aprendizaje para el próximo intento”, alivia Jonatan Konfino, coordinador del Programa Nacional de Control de Tabaco.
Ellos elaboraron un manual de autoayuda que puede descargarse de la web (www.msal.gov.ar/tabaco) con una serie de consejos. Para combatir esas ganas de fumar que aparecen al principio, sugieren tomarse unos minutos para respirar, lavarse los dientes o dar una vuelta a la manzana. “Si bien se fiscaliza el cumplimiento de la ley –la 26.687, de Control de Tabaco– quien quiera abandonar el cigarrillo estará condicionado por muchos factores sociales que lo pondrán a prueba: una reunión de amigos donde todos fuman o compartir la casa con un fumador. Por eso es clave hablar con las personas del entorno, explicarle que para el futuro ex fumador es muy importante que lo apoyen en el proceso”, explica Konfino.
En Argentina fuma el 25% de la población adulta, más los varones que las mujeres. En la Ciudad, la prevalencia de tabaquismo bajó del 28.9% al 22,9% en dos años. Marta Angueira, coordinadora del Programa de Prevención y Control del Tabaquismo porteño y jefa del Servicio de Promoción y Protección de la Salud del hospital Ramos Mejía, se refiere también a una adicción gestual. “Fumar termina siendo un reflejo conductual. Está ligado a cualquier momento de la vida cotidiana del fumador: fuma cuando está contento, cuando está nervioso y hasta en su momento de descanso. Tiene esa dualidad que lo hace tan adictivo”, observa. Los que quieren abandonar el tabaco son personas de más de 30 años que vienen meditando la idea hace rato. En algunos casos llegan con problemas de salud ligados al tabaquismo o han fracasados con otros tratamientos. Todos salen de la consulta sabiendo que tienen un gran desafío por delante y que nunca serán “no fumadores” sino “ex fumadores”.
Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, en dos años pasaron de recibir 10.000 consultas a 22.000 en 2014. Se trata de personas que buscan información del Programa Nacional de Control de Tabaco, que se puso en funcionamiento en 2005. Si bien no hacen un seguimiento de los casos, calculan que unas 10.000 personas dejaron de fumar en el último año por haber recurrido a la línea gratuita 0800–999–3040.
¿Cómo funciona? Cuando alguien llama, el operador lo deriva al servicio más cercano para que pida un turno. Allí lo reciben, le hacen una evaluación y la preguntan si realmente quiere dejar de fumar. Si el paciente decide hacerle frente a su adicción, entonces le hacen un seguimiento en el centro de salud público que puede ser semanal o cada quince días. Existe la opción de la medicación, en parches o pastillas, que hasta ahora las prepagas no cubren y el paciente debe comprar. El Estado busca incorporar los sustitutos de nicotina o de fármacos inhibidores del deseo de fumar en el Plan Médico Obligatorio. Un programa similar está en marcha en la Ciudad desde 1994, con la diferencia de que las drogas se otorgan en forma gratuita. Los porteños también engordaron la estadística: mientras en 2013 recibieron 9 mil consultas, al 2014 lo cerraron con casi 11 mil.
“El momento más difícil del tratamiento es la primera semana e incluso puede extenderse hasta el primer mes, cuando aparecen unas ganas imperiosas de fumar. Sin embargo hay que saber que esa sensación dura pocos segundos. Muchos fumadores no dejan en su primer intento. Pero las recaídas son parte del camino de la cesación y esa experiencia se vuelve un aprendizaje para el próximo intento”, alivia Jonatan Konfino, coordinador del Programa Nacional de Control de Tabaco.
Ellos elaboraron un manual de autoayuda que puede descargarse de la web (www.msal.gov.ar/tabaco) con una serie de consejos. Para combatir esas ganas de fumar que aparecen al principio, sugieren tomarse unos minutos para respirar, lavarse los dientes o dar una vuelta a la manzana. “Si bien se fiscaliza el cumplimiento de la ley –la 26.687, de Control de Tabaco– quien quiera abandonar el cigarrillo estará condicionado por muchos factores sociales que lo pondrán a prueba: una reunión de amigos donde todos fuman o compartir la casa con un fumador. Por eso es clave hablar con las personas del entorno, explicarle que para el futuro ex fumador es muy importante que lo apoyen en el proceso”, explica Konfino.
En Argentina fuma el 25% de la población adulta, más los varones que las mujeres. En la Ciudad, la prevalencia de tabaquismo bajó del 28.9% al 22,9% en dos años. Marta Angueira, coordinadora del Programa de Prevención y Control del Tabaquismo porteño y jefa del Servicio de Promoción y Protección de la Salud del hospital Ramos Mejía, se refiere también a una adicción gestual. “Fumar termina siendo un reflejo conductual. Está ligado a cualquier momento de la vida cotidiana del fumador: fuma cuando está contento, cuando está nervioso y hasta en su momento de descanso. Tiene esa dualidad que lo hace tan adictivo”, observa. Los que quieren abandonar el tabaco son personas de más de 30 años que vienen meditando la idea hace rato. En algunos casos llegan con problemas de salud ligados al tabaquismo o han fracasados con otros tratamientos. Todos salen de la consulta sabiendo que tienen un gran desafío por delante y que nunca serán “no fumadores” sino “ex fumadores”.
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