como en la tierra no hay dos,
se fue de caza una tarde
por los montes del Señor.
Seguro llevaba el paso,
listo el plomo, el corazón
repicando, la cabeza
erguida, y dulce la voz.
Bajo el oro de la tarde
tanto el cazador cazó,
que finas lágrimas rojas
se puso a llorar el sol…
Cuando volvía cantando
suavemente, a media voz,
desde un árbol, enroscada,
una serpiente lo vio.
Iba a vengar a las aves,
mas, tremendo, el cazador,
con hoja de firme acero
la cabeza le cortó.
Pero aguardándolo estaba
a muy pocos pasos yo...
Lo até con mi cabellera
y dominé su furor.
Ya maniatado le dije:
–Pájaros matasteis vos,
y voy a tomar venganza,
ahora que mío sois...
Mas no lo maté con armas,
busqué una muerte peor:
lo besé tan dulcemente
¡que le partí el corazón!
Envío
Cazador: si vas de caza
por los montes del Señor,
teme que pájaros venguen
hondas heridas de amor.
de
http://leroulette.blogspot.com.ar/2009/02/romance-del-cazador-de-alfonsina-storni.html
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