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martes, 12 de agosto de 2014

I/IV Estudio científico advierte sobre riesgos de los suplementos dietarios

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Suplementos vegetales: advierten que pueden presentar riesgos

Los resultados finales de un megaproyecto internacional en el que participó un equipo del Hospital de Clínicas describen los efectos de estos productos y refuerzan la recomendación de consultar al médico
Por   | LA NACION
Aliviar dolores, reforzar la memoria, quemar grasa, reducir la inflamación, aumentar el rendimiento, dormir mejor... Los efectos que se les atribuyen a los suplementos de origen vegetal son cada vez mayores, como la población que consume esos productos de venta libre. En el país hay por lo menos 2,8 millones de usuarios de este mercado.
Pero ¿los puede consumir cualquiera? ¿Tienen contraindicaciones? ¿Qué dosis son más efectivas? ¿Pueden reducir el efecto de un medicamento? Un proyecto internacional que financia la Unión Europea y en el que participa un equipo del Hospital de Clínicas de la UBA organizó la información publicada para poder responderlo. El objetivo es promover el consumo seguro y efectivo de las sustancias vegetales y preparaciones botánicas con cualidades preventivas.
"Los suplementos no son medicamentos. Son alimentos (esenciales para la vida, como proteínas, hidratos de carbono, vitaminas o minerales, entre otros) que no tienen un efecto terapéutico", aclara antes de responder cualquier pregunta la profesora Patrizia Restani, coordinadora del Proyecto PlantLibra e investigadora del Departamento de Ciencias Farmacológicas y Biomoleculares de la Universidad de Milán, Italia.
De paso por nuestro país para participar de una reunión en el hospital universitario entre los investigadores del proyecto, las autoridades regulatorias y los productores de suplementos, Restani insiste en que "natural" no es sinónimo de "seguro" y que algunas sustancias botánicas pueden ser riesgosas para la salud. "Los suplementos dietarios están para reforzar la alimentación y mejorar los procesos fisiológicos. No reemplazan el equilibrio que aporta la alimentación saludable", aclara.
En cuatro años de revisión de estudios, ensayos de laboratorio y relevamientos poblacionales, este megaconsorcio de 25 grupos de trabajo de 14 países identificó interacciones, riesgos y beneficios de los 67 productos más consumidos. Encontró, por ejemplo, que el ginkgo biloba y la vitamina E pueden diluir la sangre tanto como la aspirina o los anticoagulantes recetados. Por lo tanto, su consumo puede aumentar el riesgo de hemorragia.
O que la hierba de San Juan puede reducir la efectividad de los medicamentos contra el VIH, las enfermedades cardiovasculares, la depresión y algunos cánceres, o les resta eficacia a los anticonceptivos orales.
El té verde, por ejemplo, no debería combinarse con estatinas o anticoagulantes. Pero con las semillas de uva o el extracto de arándanos son ricos en polifenoles para contrarrestar un proceso capaz de generar enfermedad.

Los más evaluados

La mayor cantidad de efectos adversos publicados corresponden a la soja, la equinácea, la cimicifuga o raíz de cohosh negro, la canela, el sauzgatillo o pimiento loco, el té verde, el ginkgo biloba y el regaliz o palo dulce. Los tres últimos también figuran entre los productos con más interacciones reconocidas, junto con el naranjo amargo y la hierba de San Juan (ver gráfico).
Todos estos resultados están almacenados en la una base de datos del proyecto (www.plantlibra.eu) y se presentarán este mes en el 15° Congreso Internacional de Medicina del Hospital de Clínicas.
"En las consultas, los médicos tenemos que empezar a indagar el consumo de suplementos en nuestros pacientes, porque no siempre saben de la importancia de informarlo. Asumen que las plantas no hacen mal. Pero vimos que existen interacciones entre los suplementos y algunos fármacos", explica el doctor Roberto Iermoli, profesor titular de la IV Cátedra de Medicina Interna del Clínicas.
Un ejemplo es la anticoagulación (terapia muy utilizada para evitar la formación de coágulos en la sangre): si un paciente anticoagulado consume ginkgo biloba y no lo informa, puede sangrar más aun bajo tratamiento. "Es importante decirle al médico si se consumen suplementos", insiste Iermoli en su oficina del hospital donde LA NACION dialogó con los investigadores principales del proyecto.
Restani enseguida aclara que los suplementos son para "personas generalmente sanas que quieren seguir estando bien" y que las personas con alguna enfermedad o factor de riesgo, como la hipertensión, la diabetes o el colesterol alto, estén o no en tratamiento, deberían conversar con su médico, recibir la información necesaria y, si pueden utilizar un suplemento, acceder a un producto de calidad.
Elizabeth de Souza Nascimento, especialista en efectos adversos de los suplementos de la Universidad de San Pablo, Brasil, explica que un producto "de calidad" es resultado de un proceso de elaboración cuidado desde el cultivo hasta la venta para ofrecer un producto sin residuos ni contaminantes, con los principios activos de la planta y efectivo.
Patrick Coppens, especialista en políticas y normas para la producción de suplementos del Foro Europeo de Botánica en Bélgica, aclara que los productores y los organismos de control son los responsables de la calidad y la seguridad de estos productos. "Pueden venderse en supermercados, vía Internet o en farmacias, pero deben cumplir con las regulaciones vigentes", finaliza.
Mientras en Europa el 15-20% de los adultos consume suplementos, el único estudio local que recuerdan los entrevistados se hizo en Córdoba sobre una muestra de universitarios. De ahí surge que el 10% de los mayores de 18 años (2,8 millones) usa suplementos. En la práctica, el porcentaje se acercaría al 15% con una tendencia creciente..

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