Las autoridades gubernamentales ordenaron a grandes empresas, shoppings, edificios de oficinas, universidades y a las propias dependencias del gobierno que hasta el 22 de septiembre reduzcan en un 15% el uso de electricidad comparado con el año pasado. Asimismo pidieron a los ciudadanos que aligeraran sus ropas y optaran por un estilo más informal.
Con estas medidas se procura evitar apagones, haciendo frente a la escasez de electricidad que padece Japón a consecuencia de las destrucciones de plantas eléctricas ocasionadas por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo pasado. Tal catástrofe dañó gravemente la central de Fukushima I -cuatro meses más tarde continúa emitiendo radiactividad-, y llevó a la paralización de buena parte de los 54 reactores atómicos del país, 35 de los cuales siguen detenidos, y la consecuente falta de energía eléctrica hará los cálidos veranos japoneses aún más duros. Antes del 11 de marzo las centrales atómicas suministraban el 30% de la electricidad de Japón. En el registro de mayo pasado este aporte había disminuido al 20 %.
Las órdenes de ahorro energético afectan a Tokio y Tohoku, la región donde se encuentran las prefecturas devastadas por el tsunami. En la capital, Sony se comprometió a apagar el aire acondicionado a partir de las 6 de la tarde y adelantó el horario de trabajo de 9.30 a 8.30, el centro comercial Mitsukoshi desconectó parte de su iluminación y ascensores, el subterráneo apagó el aire acondicionado entre el mediodía y las 3 de la tarde, y la Bolsa de Comercio no recibirá visitantes hasta que termine el verano para evitar el uso de electricidad en algunas zonas.
Respondiendo a la necesidad planteada, las fábricas de automotores trabajan los fines de semana y descansan jueves y viernes, para nivelar la demanda energética.
El gobierno recomienda que empresas y oficinas limiten el uso de aire acondicionado y fijen su temperatura en 28 grados, con lo que es consecuente la campaña de vestir liviano, Super Cool Biz , que comenzó a principios de junio, invitando a los empleados a que cambien sus trajes por alternativas apropiadas para el trabajo y que resulten a la vez suficientemente frescas ante los calores estivales.
Esta iniciativa apunta más lejos que la campaña anterior Cool Biz, puesta en marcha en 2005 en el marco de la lucha contra el calentamiento global, ya que hoy está fijando como aceptable el uso de remeras con cuello, camisas Kariyushi, estilo similar al hawaiano, zapatillas y, en algunos casos, jeans y sandalias.
El gobierno también sugiere que se consuman alimentos que ayudan a bajar la temperatura corporal, que se eviten las horas extras, que se trabaje en casa cuanto sea posible, y que se tomen dos semanas de vacaciones veraniegas. Al mismo tiempo, las autoridades aseguran que este programa no será temporario, sino que continuará como
- un gran acontecimiento para cambiar el modo y el estilo de vida de los japoneses.
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