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lunes, 26 de agosto de 2013

Mea culpa de un crítico de cine



Jue 15.08.2013 
CINE › HACIA LA OSCURIDAD: STAR TREK, DIRIGIDA POR EL ESTADOUNIDENSE J. J. ABRAMS

El cine masivo también puede ser inteligente

Con pulso notable y un elenco acorde, el realizador de Lost continúa la reactualización de la saga iniciada con El futuro comienza. Y demuestra que se puede hacer una película de acción que tenga emoción, seso, acción, pensamiento y sentido del espectáculo.
› Por Horacio Bernades
Antes que nada, un mea culpa. Por distracción, miopía o un mal día, este crítico no supo en su momento ver la previa Star Trek, el futuro comienza (2009). Con ella, ese nombre clave del cine y la televisión contemporáneos que es J. J. Abrams (creador de Lost) relanzó la saga, que venía en estado letárgico. Una revisión permite, ahora sí, verla: una película magnífica, en la que las mejores tradiciones del relato de aventuras –creación, desarrollo e interés de los personajes, red de interrelaciones, multiplicación de subtramas, acciones y emociones con causas y consecuencias– se combinaban con una utilización fluida y funcional de lo tecno (dentro y fuera de la trama), para dar por resultado lo que a esta altura se extraña como pocas cosas: una película de gran espectáculo que piense, sienta y tenga sentido.
Producto del mismo equipo creativo y otra vez con el mismo cast, lo menos que puede decirse de Hacia la oscuridad: Star Trek (inexplicable inversión del original Star Trek Into Darkness) es que replica, una a una, todas las virtudes de la anterior, confirmando a Mr. Abrams como uno de los pocos creadores capaces de poner al día todas las virtudes de “las buenas de antes”: acción, seso, emoción y sentido del espectáculo. Presentados que fueron los personajes en El futuro comienza (sí, ya se sabe que vienen de la serie, pero Abrams y sus coguionistas de confianza se tomaron la libertad de refrescarlos), Hacia la oscuridad hace proliferar, desde el minuto cero, una serie de secuencias culminantes, del modo en que sólo el creador de Lost parece poder hacerlo: con el suficiente savoir faire como para que en lugar de volverse agotador, ese frenesí sirva para multiplicar intensidades. En menos de media hora se presencia el escape de Kirk (Chris Pine) y el Dr. “Bones” (Kart Urban) de unas bestias gigantes, en un planeta selvático, la introducción de Spock (Zachary Quinto) en un volcán en erupción, que amenaza con hacer saltar el planeta en pedazos, y el intento de apagado mediante un “supercubo de hielo” (¡admirable disparate de clase B!). Pero también se asiste a la presentación de un conflicto ético que atravesará la película entera, generando ecos a su paso.

Mientras el díscolo Kirk –recuérdese que aquí es un jovencito, a diferencia del maduro William Shatner– desobedece lo que indica el reglamento, exponiendo su vida y la de sus compañeros para salvar la de Spock, éste reconoce que en una situación inversa hubiera dejado librados a su suerte a Kirk o a quien fuera. Oposición clásica entre el muy humano imperio de los sentimientos de uno y la muy vulcánica preponderancia de la razón y la lógica por parte del otro. Clásica y engañosa: en la anterior pudo verse hasta qué punto Spock es capaz de dejarse llevar por sus emociones; aquí se tendrá una nueva confirmación de ello. No hay que olvidar que este Spock hasta puede amar a una mujer. Y qué mujer: en la piel de Uhura, la escultural Zoe Saldaña queda bastante más a la vista que en la de la digitalizada pitufa azul de Avatar.

El terreno emocional está preparado. Pero faltan dos elementos clave: la cálida y trágica reaparición del Comandante Pike, padre sustituto del huérfano Kirk (Bruce Greenwood, secundario infalible), y la presentación de la astrofísica Carol, llamada a ser un personaje importante en la vida del donjuanesco capitán de la nave (la rubia Alice Eve). En términos de trama van a desplegarse dos, que sabrán de oportunísimas, precisas vueltas de tuerca. Por un lado, la aparición de un villano con antecedentes, el hiperinteligente Khan (recuérdese Viaje a las estrellas: La ira de Khan, 1982). Con ojitos entrecerrados, mirada de hielo y un arltiano mechón oscuro lloviéndole sobre el ojo, el británico Benedict Cumberbatch le da una temible dimensión.

El otro eje argumental lo constituye el encargo que a los tripulantes de la Enterprise hace la Flota Estelar, presidida por el Comandante Marcus (aplaudible reaparición de Peter Weller, a quien los años y las arrugas dan una densidad dramática que en tiempos de Festín desnudo no tenía). Completado con el seleccionado mutiétnico que integran el ingeniero escocés Scotty, que pronuncia como recién salido de Trainspotting (el cómico Simon Pegg), el piloto asiático Sulu (James Cho) y el tripulante ruso Chekov (Anton Yelchin habla como en una de Guerra Fría), el pasaje entero de la Enterprise se dirige hacia el temido planeta de los Klingon, sin saber que les tendieron tremenda cama espacial. Los personajes femeninos tienen un rol activo, los peligros del patrioterismo y el militarismo quedan expuestos, las máximas autoridades resultan no del todo confiables y los toques de humor no escasean: Hacia la oscuridad es una película plenamente contemporánea, no por demagogia, sino por convicción.

Estallan planetas, pululan teletransportaciones, Kirk y un compañero salen propulsados como cohetes humanos, abundan clásicos y bellos “ballets espaciales”, se hacen experimentos de hibernación secular y revitalización sanguínea, se pelea con fasers o a trompadas, pero siempre en pos de “descubrir nuevas civilizaciones” y no de conquistarlas. El espíritu de Gene Roddenberry es honrado, el superespectáculo reina sin deshumanizaciones, la ciencia ficción ofrece sus asombros y no hace falta ser un trekkie para disfrutar de todo esto: si algo prueba Hacia la oscuridad es que el cine masivo sigue estando en condiciones de ser popular, inteligente, excitante.

8-HACIA LA OSCURIDAD: STAR TREK
Star Trek Into Darkness, EE.UU, 2013
Dirección: J. J. Abrams.
Guión: Roberto Orci, Alex Kurtzmann y Damon Lindeloff, sobre creación original de Gene Roddenberry.
Fotografía: Daniel Mindel.
Música: Michael Giacchino.
Intérpretes: Chris Pine, Zachary Quinto, Zoe Saldaña, Kart Urban, Benedict Cumberbatch, Alice Eve, Bruce Greenwood, Peter Weller.

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