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22/09/2006 REALIDAD
La muerte de Dominguito
"El día después de comenzar la primavera, la juventud se inmoló contra los 50 cañones paraguayos con los que el militar Brasileño Tamandaré cañoneó, con demasiada elevación, las fortificaciones sin causar daños". Dr. Gabriel Eduardo Brizuela - Catedrático Titular Historia Americana III (Contemporánea). FFHA-UNSJ.
Invierno en el Chaco Paraguayo. Desde hace un año se libra una guerra entre países americanos. ¿Por qué?. Difícil de explicar -y no es el tema de este artículo-. El 16 de Julio los países de la Triple Alianza Argentina, Uruguay y Brasil atacaron las defensa de Boquerón (llamadas trincheras del Sauce). Bartolomé Mitre -entonces Presidente Argentino- ordenó el ataque contra fuertes defensas que comandaba estratégicamente el militar paraguayo José Eduvigis Das. Se calcula que mas de 5.000 soldados murieron en el ataque que no logró su objetivo. Esta derrota seguía a la ya sufrida en Tuyutí, con una cifra de bajas igual o mayor. La guerra -como todas estas guerras, inútil al fin, sin sentido- parecía acercarse a un punto muerto. Es mas, lo que parecía fácil en los números y sobre el papel no daba ventajas: era un empate militar pues no se lograban los objetivos. Mitre -ya mencionado- con dos derrotas a cuestas estaba inmovilizado, pero su rival, el Mariscal Francisco Solano López -jefe político y espiritual de los paraguayos- no tenía fuerzas para ganar la guerra, solo mantenerse a la defensiva con victorias que lo sostuviesen. Entonces sucedió algo previsible en toda guerra: un pedido de "llegar hasta allí".
Y la iniciativa surgió de Solano López: envió una carta a Mitre -el 11 de Septiembre de 1866 -paradójicamente el mismo día que en 1888 muriese en Paraguay el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento padre de Dominguito representante de nuestro País en Estados Unidos, al momento de la entrevista solicitada por López.
La invitación era para conferenciar con lo que Mitre estuvo de acuerdo y eligió el lugar: Yatayty Corá. Fija la hora. Las nueve de la mañana.
El día y hora fijada ambos presidentes aparecen a la distancia con sus escoltas respectivas, desmontan a unos 100 metros y ambos, caminando se acercan a pie y solos. López estaba vestido como un militar de carrera, uniforme con charreteras, los colores azul y rojo predominantes y figura cuidada. En cambio Mitre vestía una levita negra -color que hacía juego con su sombrero- de civil, a un costado una espada, contrariamente a López, su figura delgada y su cara macilenta denotaban preocupación y sufrimientos. La entrevista dura unas cinco horas -a solas- y lo que conversaron ambos se lo llevaron a la tumba, pero en síntesis seguramente la idea de terminar una guerra sin vencedores ni vencidos esa era la idea. Claro que López hablaba por su pueblo y Mitre no podía hablar por sus aliados. Debajo de un aguaribay un ordenanza colocó un servicio: coñac y copas. Ambos ya se conocían desde la estadía de Solano López en Buenos Aires en 1861.
Después de intercambiar sus fustas -la de López permaneció en el Museo de la Casa Rosada por años- ambos se dieron la mano, se separaron y nunca más se volvieron a ver. López murió peleando en 1870. Mitre, en 1906 a los 85 años. El año de la muerte de López, Mitre fundó La Nación que leemos hasta nuestros días.
Las hostilidades se reanudaron el 22 de Septiembre en el intento de asalto a Curupayty, con unos 17.000 hombres (tres veces el ejercito sanmartiniano) para tener una escala comparativa. El ataque estaba preparado para el 17 pero la lluvia lo demoró. El día después de comenzar la primavera, la juventud se inmoló contra los 50 cañones paraguayos con los que el militar Brasileño Tamandaré cañoneó, con demasiada elevación, las fortificaciones sin causar daños. Al atacar todo fue un baño de Sangre: 10.000 jóvenes argentinos y brasileños habían muerto, las bajas paraguayas solo 100 hombres. Como el término griego: una hecatombe.
Entre los atacantes un soldado recibió un trozo de metralla en el tendón de Aquiles, murió desangrado por falta de atención médica en el barro de Curupayty. Era Domingo Fidel Sarmiento
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