La noticia de la detención de El Chapo Guzmán se sumó a la difusión televisiva de las
narconovelas, y el tema del narcotráfico tuvo un salto en los medios de
comunicación de buestro país, seguido con interés por el público.
Varios posts en este blog acercaron el tema, ahondando en
las inquietudes de la gente, La serie de publicaciones sobre narcotráfico está
siendo continuada por la serie sobre narcocorridos.
Mejicanos en su origen, los narcocorridos se difunden y en
cada región toman otros sentidos, que suman sus nuevos oyentes, desde su
cultura. Hace años tenían circulación escasa. Cobraron conocimiento en nuestro
país principalmente a partir de la Reina
del sur, novela del escritor español Arturo Pérez-Reverte. Los narcocorridos
no se difundían públicamente y a nivel cotidiano se los escuchaba en las
galerías (galerías comerciales) en que habían locales dedicados a tatuajes. No se
oían todo el tiempo, pero, en minoría, coexistían con otras expresiones
musicales.
En Desafío de
bienestar he comenzado a hablar de los corridos pesados de Los Tigres del
Norte. Expresan dramas que no son escuchados. Lo dice muy bien su tema El corrido: voz del oprimido, un retrato hablado. En los blogs que publico he
tocado los temas de corridos y de drogas.
La moral está teniendo mala prensa. Llaman la atención
quienes hacen comentarios privada o públicamente y comienzan por aclarar que no
hablan desde una posición moral, que su acercamiento no tiene que ver con la
moral – dicen desde qué posición no hablan sin definir desde cuál posición
hablan-, y argumentos de ese tenor. Y crece el número de reclamos por mantener
códigos, entre la gente, entre amigos, entre quienes sea, se reclaman códigos.
Códigos son reglas morales consensuadas y los corridos están
poblados de tales. Códigos quebrados, códigos traicionados, códigos reclamados, códigos cobrados.
El Pelo Chino no lo advierte, no se apropia de la palabra
que porta, cuando dice en su propio epitafio,
-
El que obra mal se le pudre el alma,
y no sabe por qué lo acribillaron.
Pedir reglas morales consensuadas es un reclamo que se
sostiene mientras no porte lo que se critica de la moral: que el otro cumpla
para ser uno mismo más fácilmente un pillo que no cumple con su parte del trato.
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