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Verano, la oportunidad de los jóvenes para empezar a trabajar
Termina el año y con él muchos jóvenes dejan de cursar otro ciclo del colegio secundario o de la universidad. Es, entonces, tiempo de poner a prueba los conocimientos adquiridos y animarse a enfrentar una nueva etapa con desafíos profesionales. Es que, desterrando la idea de que a fin de año no es una buena época para buscar trabajo, Marcela Romero, Gerente Comercial de Selección Permanente de Manpower asegura que “al contrario, es la mejor, porque se inician muchos procesos de búsqueda de empleo para el verano”.
En consecuencia, es recomendable no esperar para postularse. Mientras antes se presente un curriculum vitae, el postulante tendrá más chances de ser tenido en cuenta por potenciales empleadores. De todos modos, es clave que “el CV esté siempre disponible y bien actualizado. Y aplicar todo el tiempo porque, muchas veces, los reclutadores miramos a los candidatos antes de que lo que ellos imaginan. Adelantamos el trabajo” para procesos de selección que se definirán más tarde, explica Romero.
A propósito, Pablo Liotti, Gerente de Marketing y Comunicación de Adecco Argentina, acota que presentar un CV en octubre, o antes, puede ser fundamental en casos donde quizás “se necesite un período de adaptación y capacitación previo a la ocupación de un puesto para el verano”.
Los sectores en la mira
De este modo, muchos jóvenes podrán aprovechar el largo receso escolar y universitario para ganar experiencia y algo de dinero propio. De hecho, con el inicio de la temporada estival, hay muchos rubros que precisan incorporar personal temporario. “Por un lado, porque las firmas que tienen que ver con el retail, como ser shoppings por ejemplo, y las empresas de eventos que tienen mayor actividad en este momento del año, suelen tener más demanda de personal. Y, por otro lado, en el verano hay compañías que necesitan cubrir licencias por vacaciones de sus empleados. Así que surgen oportunidades,” asegura Romero.
Con ella coincide Liotti quien también subraya que cuando de empleo estival se trata, “de ambos lados hay un incremento bastante notorio”. Es decir, no sólo están las empresas que precisan de personal por un tiempo breve y determinado sino también hay jóvenes candidatos que buscan trabajo temporal. A modo de referencia, desde la filial de Adecco de Mar del Plata, señalan que “en los últimos años hemos notado que el nivel de nuestra actividad se incrementa alrededor del 35 por ciento durante la temporada estival (considerando a ésta como diciembre, enero y febrero)”.
Y aclaran que ese valor surge de la comparación con el promedio de empleo eventual que se manifiesta en la ciudad costera durante el resto del año. Asimismo, señalan que “ese 35% no es un incremento neto de la demanda de trabajo, sino que parte de ello se corresponde con el personal que ingresa a cubrir las vacaciones del personal efectivo de las diferentes empresas usuarias”. Concretamente, entre un 8 y un 10 por ciento de ese total corresponde a la cobertura de vacaciones mientras que el resto es un incremento genuino de puestos de trabajo.
En Manpower, por otra parte, señalan que “en general, hemos percibido un crecimiento de pedidos de personal temporario de alrededor de un 7% en el último trimestre del año”.
Lo cierto es que “hay puestos claves que no pueden quedar sin actividad como ser la recepción de un hotel, el personal operativo en las líneas de producción o servicios de atención al cliente”, afirma Liotti. Así, rubros como hotelería, gastronomía, industrias e incluso bancos son algunos de los que más trabajo estacional para jóvenes generan, junto con los ya mencionados retail y organización de eventos ya que en el verano los polos turísticos reciben un aumento significativo de visitantes.
Promesas a futuro
Por otra parte, lo que se inicia como una ocupación dependiente de una temporada puede convertirse en un trabajo que la trascienda, convirtiéndose así en permanente. Esta situación puede darse inmediatamente después del tiempo pautado o más adelante. “En la medida en que “un empleador ve en acción” a quien ocupa un cargo temporal, “existen chances” de que lo considere en un futuro, “cuando se abra una vacante, para continuar trabajando en la empresa”. De hecho, “en Manpower tenemos un servicio que se llama Transición que es precisamente para estos casos”, revela su ejecutiva.
Trabajar en la playa
Un clásico infaltable en el verano son los balnearios o paradores en las playas de toda la Costa Atlántica. Villa Gesell es, por caso, uno de los destinos más elegidos por los jóvenes, por lo que allí se los ve no sólo disfrutando de la arena y el mar o de la Avenida 3 -sobre todo cuando por la noche se convierte en peatonal- sino también trabajando en bares, boliches y, sin duda, en paradores.
En la cocina o, especialmente, en la atención directa al público, los chicos que terminaron la secundaria y hasta los que tienen unos 25 años aprovechan para combinar ocio y trabajo.
Desde Windy, un concurrido balneario de Villa Gesell, ubicado desde hace 32 años a pocas cuadras del centro de la ciudad, su dueño, Fernando Boloque, asegura que le “encantaría que venga gente que esté estudiando gastronomía” ya que en temporada se necesita incorporar personal. Pero se lamenta porque “nunca llegamos a tener empleados de excelencia”.
Comenta, además, que si fuera de temporada trabaja de viernes a domingo, a partir del 12 de octubre lo hace todos los días con excepción de los martes. Por lo que la cantidad de empleados que precisa aumenta en más de un 60 por ciento en comparación con el resto del año. Pero, según él, son pocos los jóvenes que se animan a viajar a la costa para ganar sus primeros salarios. “A todos les gustaría pero no toman la decisión de largarse”, asegura al mismo tiempo que dice que el atractivo de trabajar en la playa está, además de en lo económico, “en que es dinámico y divertido.
Sólo hace falta ganas de trabajar”. Es que Boloque valora sobretodos, las buenas presencia y actitud y la honestidad del empleado. Con esas condiciones mínimas, “me arriesgo a tomar gente. Esto no s medicina, con buena voluntad se aprende. Es muy buen trabajo”, define.
Por su parte, Juan Fernández, dueño de Popeye, otro de los balnearios tradicionales de Villa Gesell, con 20 años de experiencia, afirma que “la temporada de verano empieza después del 24 de diciembre” aunque el verdadero movimiento se inicia con la llegada de un nuevo año. Es entonces cuando también arriba el 80 por ciento de sus empleados. Popeye no abre durante el año por lo que todos los trabajadores son contratados por temporada. Y, año a año, se mantiene el plantel. Sólo “varía en un 20%”, reconoce Fernández.
En cuanto al perfil que busca, el empresario indica que son jóvenes de entre 18 y 30 años. Y no es exigente en cuanto a títulos. Si tiene secundario completo, mejor. Pero no es excluyente. “Me interesa más que sean honestos y tengan ganas de trabajar. Hay gente con nosotros que hace su primera experiencia”, revela. Entre ellos están los denominados carperos (que se ocupan de montar y desmontar las carpas además de que se mantengan limpias, ordenadas y equipadas) y camareros. En lo que son actividades de recreación, sí “son todos profesores con experiencia”.
Elecciones personales
Los jóvenes que buscan una oportunidad temporal “valoran tener flexibilidad de entrada y salida al mercado laboral y la posibilidad de concentrarse en sus épocas de estudios (como son los exámenes finales que rinden en noviembre) para después estar listos para, a partir de diciembre, poder trabajar”. Eso en términos generales. Aunque Romero subraya que es difícil plantear universalidades porque “la tendencia global del mundo del trabajo marca que cada vez hay menos estandarización por la misma dinámica del mercado y muchas variables”.
Así, la motivación para hallar trabajo temporario, puede tener que ver, en algunos casos, con la intención de acumular experiencia mientras que otros, el principal motor es ahorrar dinero para proyectos personales como pueden ser la de pagar sus propias vacaciones.
Apuesta a quedarse
El último verano, la consultora Adecco encuestó a a jóvenes de hasta 25 años y el 80% aseguró que “el puesto temporario se transformó en permanente”. Para lograrlo, no sólo basta con que sea precisa la contratación de un empleado, también se necesita que esa persona se haya desempeñado bien cuando tuvo la oportunidad. Y eso significa tener capacidad y aptitudes acordes a la tarea a realizar pero también lo que en recursos humanos se denominan competencias blandas. Es decir, “cómo se presenten, la predisposición que tengan, las habilidades para relacionarse con el mundo del trabajo que posean, si son puntuales o impuntuales y demás aspectos”. Por lo que así como muchas veces, se privilegia al estudio universitario en pos de la experiencia, también ocurre a la inversa. Aún cuando un estudiante no haya podido desarrollarse plenamente a nivel profesional, si demuestra ciertas cualidades, bien puede ser considerado y valorado para acceder, más temprano que tarde, a un puesto de trabajo permanente.
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