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sábado, 18 de enero de 2014

Alberto Díaz: Juan Gelman era de esas personas a las que la edad les jugaba a favor


TODA UNA VIDA


18.01.2014 | Entrevista a Alberto Díaz, editor de Juan Gelman

"Gelman era de esas personas a las que la edad les jugaba a favor"

Conmovido por la muerte del poeta, el editor afirma que se trata de "la pérdida de un amigo" pero también de una pérdida muy grande "para la cultura argentina".  Adelantó que se publicará en Argentina un libro de poemas inéditos.  

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  En el mar que se oye cuando un árbol esconde su vergüenza por crímenes contra él/ el otro/ vos/ la palabra rebelde expulsa al casi llanto de la fatalidad”. Así comienza un poema que Juan Gelman dedicó a Alberto Díaz, su editor principal y amigo, con quien publicó en Argentina para Seix Barral por 22 años.  Aparece en Hoy, el último libro del autor publicado en Argentina. Díaz dice que no recuerda exactamente cuándo fue que comenzó su amistad con el poeta aunque, sabe, fue al menos una década antes de empezar a publicarlo. "Él ya no estaba en el partido comunista, vivía en Villa Crespo, era del grupo de quien fuera su primer editor, el poeta José Luis Mangieri. Ahí lo conocí a Juan. Todos ellos –algunos habían sido del El pan duro, grupo de poesía vinculada a la acción política– me llevaban unos 14 o 15 años. Luego retomé el contacto editorial cuando empecé a trabajar en Planeta y su obra ya era lo suficientemente grande como para empezar a publicarlo y que se distribuyera en una editorial grande. El mismo Mangieri me llamó y me dijo que de algún modo nos cedía a Gelman porque su producción y trascendencia lo ameritaban y su editorial no podía sostenerlo". Era el año 92.
Antes de entregarle los archivos de Hoy, Juan Gelman le mencionó que tenía un libro de poemas dedicado a su mujer, Mara la Madrid, su compañera por más de 25 años. Con el título Amaramara, será publicado en breve por la editorial La Otra pero, según anticipa Díaz, también será publicado en Argentina por Seix Barral. Mientras tanto en México se reeditará Hoy, con el agregado de diez poemas inéditos. 
 Cuando se cumplieron 50 años de su primer libro, Violín y otras cuestiones, publicado en 1956, Juan Gelman viajó a Buenos Aires. "Hicimos una edición especial reproduciendo la misma tapa que había publicado originalmente Ediciones Gleizer, color cremita, tapa dura. Una edición muy cuidada y con el prólogo de Raúl González Tuñón que ya en ese año anuncia que en el trabajo de Juan está el futuro de la poesía argentina. Desde ese primer libro se vislumbra el gran poeta que podía llegar a ser, es muy premonitorio lo que va diciendo González Tuñón respecto de Juan. Augura en él la figura de un renovador de la poesía y por supuesto, en ese momento ambos militantes del partido comunista, también del futuro de la política”, dice Díaz.
El editor considera que –tal como lo augurara Tuñón– habría un antes y un después de Gelman en la poesía argentina. "Premonitoriamente algunas cosas ya están en Violín y luego él junta otras que serían muy renovadoras en Gotán. Como autor tenía la particularidad de que ninguno de sus libros se parecía al anterior. Todos eran distintos. Únicos", explica.
A partir de esas primeras publicaciones, la relación entre ellos fue muy estrecha, llegando en los últimos tiempos a tener una comunicación semanal por mail,  o telefónica, ya de tipo personal, más allá de las cuestiones editoriales. "Había entre nosotros mucha broma tanguera y porteña. Yo le hacía un chiste recurrente. Siempre lo arengaba: ‘Juan ¿cuándo vas a hacer poemas como Héctor Gagliardi?’… un poeta popular tanguero de la década del 40 y 50, muy emotivo, un letrista de tango que usaba mucho el lunfardo y que recitaba sus poemas siempre como si tuviera una orquesta típica de fondo. Yo le decía, entonces, ‘¿Cuándo vas a llegar a estar a su altura?’ Y él –que entendía el chiste– me mandaba al rato un soneto, un poema a lo Gagliardi, todo rimado exagerando el color tanguero".
Como autor era dedicado al detalle con cada uno de sus libros en la etapa de producción, pero de perfil muy bajo, y no prefería el ritual de las presentaciones de libros. "Juan nunca quería presentar los libros. Era reacio, no le gustaba. Muy tímido, hosco inclusive. Era difícil también que diera entrevistas. Muchos de los viajes que hacía a Buenos Aires pasaba por la editorial, íbamos a comer y nadie se enteraba. Sobre todo en la época que estaba buscando a su hijo y a su nuera. Llamaba para avisar que estaba, nos encontrábamos en un bar y así pasaba en silencio".
En agosto de 2013 Gelman viajó por última vez a Buenos Aires, a la presentación de Hoy, en la Biblioteca Nacional. Ya estaba enfermo. "Cuando me envió los archivos de ese libro estaba algo dubitativo con el material. Me dijo: ‘Alberto leé esto, si no te parece no lo publicamos. Es un libro que tiene algo de prosa… no sé’. Para mí es un libro excelente, y es muy importante porque él lo escribió luego de haber encontrado a Macarena, su nieta. Un momento en el que estaba algo paralizado emocionalmente. Esos escritos son respuesta a un momento en que él se sintió privado de sentimientos. Fue el único libro que quiso presentar. Yo creo que quería despedirse de Buenos Aires. Ya estaba muy mal ese día. Fue una hora en la que se leyeron sus poemas. Tuvimos que armar una salida por unos pasillos de la Biblioteca Nacional porque ya no se podía mantener en pie. Había frases que no se le entendían, aunque su voz de fumador pegaba muy bien con su poesía. Mucha gente se molestó porque no lo pudieron saludar y él adelantó el regreso a México porque tenía que internarse. Aguantó menos de lo que él esperaba. Cuando presentó el libro sintió que ya había cumplido. Se volvió antes con la misión cumplida".
Mientras transcurre la charla, Alberto Díaz sostiene en sus manos una hoja A4 con el último mail de Gelman impreso.  "Sus últimos libros son menos tangueros, pero nunca dejó de lado su compromiso permanente con el lenguaje, con una búsqueda estética. Trataba de moldearlo, de cambiarlo. Me cuesta mucho hablar sobre Juan porque la muerte te deja sin palabras. Cualquier elogio o cualquier adjetivo suena a que es la muerte la que ha mejorado su biografía. Pero en su caso, un hombre a quien conozco desde hace 40 y tantos años, esto se verifica. Era de esas personas a las que la edad les jugaba a favor. Se mantuvo creativo y original. Muy lúcido, muy innovador y muy entero. Tenía una gran vitalidad". 
Ese último correo es un intercambio entre amigos más allá de lo laboral. "Me contesta poniéndome al tanto de su enfermedad, de la que hablaba muy escuetamente y muchas veces hasta en broma.  En un fragmento dice ‘hoy se levantó mejor el cancerito’, minimizando el efecto de la palabra cáncer. Y me cuenta que se dio ‘un pequeño lujo’. Relata: ‘Vino un peluquero a mi casa a cortarme el lope, me recortó el tegobi, a ver si así el ‘14 me recibe bien’. Se refería al comienzo del nuevo año, 2014, con ese modo de dar vuelta las palabras, tan de barrio de tango.  En ese mail no era quejoso. Aunque se despidió de forma distinta. Pone un ‘te quiero mucho, los quiero mucho a todos ustedes’ –se refería a mi mujer y a mis hijos– y una reiteración de afecto y cariño. Yo lo tomé como una despedida. Es la pérdida de un amigo pero también es una pérdida muy grande para la cultura argentina. La muerte te priva por todos lados. Quedan sus escritos" .  «
un ruso de villa crespo


 "Por más que llevaba años afuera seguía siendo un ruso de Villa Crespo, le encantaba decir que su casa estaba a dos de la de Pugliese. Yo nunca supe si esa era una metáfora o si era literal, para entonces a su casa natal ya la habían tirado abajo. Y seguía siendo de Atlanta. Uno de los recuerdos más lindos que le quedaron de los últimos tiempos fue cuando vino por los 50 años de Violín a Buenos Aires, la directiva del club se enteró y pidieron contactarlo porque querían ponerle su nombre a la biblioteca. Hicieron un homenaje y le regalaron un pedazo de tablón de quebracho de la vieja cancha con una placa que él se llevó a México. Yo le decía 'devolvé el tablón!' Y él me contestaba, 'ni en pedo te mando el tablón, pedí otra cosa'. Aquel era un recuerdo que él atesoraba mucho."

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