TALENTOS
Y RECURSOS HUMANOS
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y reseña de la nota publicada en La Nación
Opinión
Hacia un capitalismo más humano y más compasivo
Señalado como el padre de la teoría económica y célebre por su metáfora
de la "mano invisible" del mercado, el mayor interés de Adam Smith no
era la economía, sino la ética. En su obra Teoría de los sentimientos
morales se dedica a desmenuzar prolijamente las pasiones que nos hacen
humanos.
Uno de los sentimientos abordados por Smith es la simpatía, en el sentido
de compasión, ya que denota una relación más con el padecer, que con el placer
de los demás. Según sostiene, es un sentir tan profundo e intenso que hace que
lloremos, incluso, ante la representación imaginaria de una tragedia.
En gran medida, la ética de Adam Smith se basa en la compasión, es decir,
esa capacidad innata de los seres humanos de "sentir como y con el
otro", que condiciona nuestro accionar desde la proximidad del individuo
que tenemos enfrente. Gracias a la compasión, cualquier persona equilibrada es
capaz de discernir si lo que está a punto de hacerle al prójimo es un bien o un
mal. Si los empresarios motores de la Revolución Industrial hubieran tenido en
cuenta las enseñanzas de profesor de ética escocés, se hubiera evitado la
crueldad con la que dirigieron sus negocios.
Lejos de perder vigencia, la compasión en la empresa adquiere un nuevo
impulso a partir del pensamiento de uno de los gurús de las redes sociales:
Jeff Weiner, CEO de LinkedIn. Según dijo en un artículo, de todos los
principios del management que adoptó, el único que aspira convertir en
principio de vida es el de gestionar compasivamente.
Según Weiner hay tres elementos que influenciaron su estilo de gestión:
primero, el significado de compasión y su diferencia con empatía; luego, que la
compasión puede ser aprendida; y, finalmente, que es esencial asociar la
compasión con la sabiduría.
Aunque suelen usarse como sinónimos, a partir de los dichos del Dalai
Lama, Weiner descubre cierta diferencia entre compasión y empatía. Si por el
camino nos cruzáramos con una persona aplastada por una roca, una reacción
empática sería sentir la misma sensación de opresión, lo que nos dejaría
también inmóviles, sin posibilidad de ayudar. Por su parte, una reacción
compasiva sería colocarse en los zapatos del otro para comprender cómo se
siente, y así actuar para aliviar su peso. Es decir que la compasión sería una
forma proactiva de empatía. Dice Weiner que la actitud compasiva, que aúna
comprensión con colaboración, es invalorable en el trabajo, particularmente en
situaciones tensas.
Cuando se refiere a la posibilidad de enseñar la compasión, Weiner
recuerda una famosa experiencia realizada en una escuela primaria de un pueblo
de blancos en Iowa en los 60 por la maestra Jean Elliot.
Durante una de sus clases, Elliot, segregó a los alumnos, dividiendo a
los de ojos azules de los de ojos marrones, y los enfrentó alternativamente
diciendo que unos eran mejores que los otros. Luego de dos días la maestra les
reveló el engaño: ninguna persona es mejor que otra por el color de sus ojos .
Una sensación de alivio cubrió a los niños, mientras aseguraban haber aprendido
la lección. Años más tarde, los estudiantes se volvieron a reunir y confirmaron
el imborrable aprendizaje que de la experiencia.
Para explicar el tercer elemento el CEO de Linkedin recurre a la
secuencia de la ciencia, es decir, a la serie progresiva de datos, información,
conocimiento y sabiduría.
Aunque hoy la información parece ser el centro, solo al ponerla en
contexto se produce conocimiento y sabiduría, y con ello se genera el auténtico
aprendizaje. Sin embargo, agrega que "la sabiduría sin compasión es
despiadada, y la compasión sin sabiduría es un disparate". Por eso, sabiduría
y compasión deben ir de la mano.
Aunque La Riqueza de las Naciones de Adam Smith hoy sería
considerado un bestseller, las ideas morales del escocés no alcanzaron a
influir mucho más allá de las paredes de la Universidad de Glasgow donde
enseñaba.
Definitivamente, no pudieron evitar la crueldad de los empresarios del
capitalismo originario de los siglos dieciocho y diecinueve.
Es de esperar que las redes sociales que Weiner contribuye a mejorar
sirvan para que guías de conducta tan antiguas como la compasión y la sabiduría
lleguen a los líderes de las empresas del siglo XXI. De arraigarse la idea del
management compasivo, conoceremos en los años por venir versiones de un
capitalismo mucho más humano.
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