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Jue, sep 25 2014
El gran potencial termal argentino espera su explotación para el turismo y la salud
El uso de los recursos termales en el país se remite mayormente a su fase lúdica o como una opción para enfermos o gente de la tercera edad, a diferencia de otros países con recursos termales -a veces menores- que realizan una explotación intensiva y variada que llega a toda la población.
Hay lugares donde estas aguas generan un gran movimiento turístico y económico, por sus beneficios para la salud preventiva combinadas con terapias periféricas, además de la utilización de su lodo, sus vapores y también en el consumo humano.
Las aguas termales fueron en la antigüedad el origen de lo que es hoy el turismo, ya que especialmente durante el Imperio Romano eran utilizadas por sus autoridades en los períodos de descanso para la recomposición corporal, mediante baños, masajes y vaporizaciones que luego derivaron en los actuales saunas y spa.
De hecho, este último término está vinculado a la ciudad belga de Spa, el centro termal preferido de aquellos antiguos romanos y más tarde de las aristocracias europeas.
De igual manera que el dilema entre el huevo y la gallina, unas versiones aseguran que los spa reciben este nombre por esa ciudad de la provincia de Lieja, pero otras indican que la ciudad fue así bautizada porque a ella se referían con la expresión latina “salus per aqua” (SPA), porque allí se obtenía “salud a través del agua”.
La cercana realización en Las Termas de Río Hondo -Santiago del Estero- de Termatalia, el más importante encuentro de turismo termal del mundo por primera vez en Argentina, constituye una oportunidad para el país de empezar a explotar en forma sistemática e intensa este recurso turístico natural.
A principios de este mes, en el lanzamiento oficial de esta feria a realizarse del 1 al 4 de octubre, el presidente de Termatalia, Alejandro Rubín, hizo una osada comparación entre las ciudades de Las Termas y Spa, aunque luego aclaró que era porque ambas tienen gran volumen de aguas termales y un autódromo internacional.
Al respecto, la delegada de Termatalia para Argentina, Teresita Van Strate, destacó que si bien el recurso natural es muy grande en Las Termas de Río Hondo, es a la vez escasa su explotación.
En ese sentido, dijo a Télam que en Argentina “estamos como en la época que el gaucho mataba la vaca y comía sólo la carne o la parte más sabrosa y el resto lo abandonaba, pero ahora se utilizan hasta las pestañas del ganado para hacer pequeños pinceles; lo mismo pasa con las termas acá y en otros países”.
Van Strate afirmó que “hay entre 43 y 45 centros termales en actividad en 20 provincias, pero el país cuenta con una gran cantidad de puntos de aguas surgentes que no están registrados como tales ni explotados, lo que sugiere que hay muchos más por descubrir”.
Respecto de los que son explotados, la experta advirtió que “sólo se aprovecha una parte, que es la curativa o la lúdica, y a veces para el consumo”.
Sólo en Neuquén se da el caso de que en sus termas se usa el barro o fango, con fines terapéuticos, y el gas radón para nebulizaciones, ya que es un buen vasodilatador.
Tras haber realizado tareas de investigación y asesoramiento en Catamarca en el marco de un plan de estímulo de esta actividad, dio como ejemplo que esa provincia tiene 33 puntos termales, seis de ellos en poblaciones, pero sólo dos están puestos en valor, en Fiambalá y Tinogasta.
La frase Salus Per Aqua se refiere también al consumo humano, y en ese aspecto Argentina también desaprovecha la variedad del recurso, ya que hay tantas aguas como puntos surgentes; sin embargo no hay en el país cultura de agua mineral.
Termatalia realizará catas de aguas, ya que según sus componentes minerales cada una es apta para acompañar distintas comidas, y la intención es educar el paladar argentino para que los restoranes comiencen a disponer de cartas de agua, como en otros países.
Sobre este tema, Van Strate mencionó las casi desconocidas termas de Colpa, en Catamarca, que “brindan un agua tan apta para el consumo humano que es como el champán más fino en una carta de aguas, y que seguramente hubiera ganado en la cata de aguas de Termatalia”.
También destacó la importancia de que además de utilizar las propiedades físicas del agua, es decir su temperatura o su capacidad de hidratación al beberla, también se contemplen su valores químicos, que son los que aportan mayores beneficios en lo curativo y preventivo.
La especialista señaló que el hecho de que las termas estén en zonas de bajos ingresos ye tranquilo ambiente pueblerino, mientras quienes más las necesitan sean habitantes de las grandes urbes, afectados por el estrés y la contaminación, y con mayores ingresos, puede ser un interesante aporte a la distribución de la riqueza.
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