Sorpresas inesperadas
1- El abusador suele usar fuerza física, soborno, intimidación, trucos o aprovechar la falta de conocimiento del niño para manipularlo.
2- El que abusa sexualmente de los niños resulta ser una persona de autoridad en la que el niño confía y ama. Puede ser, aparentemente, respetable y normal.
3- Los sitios donde ocurren abusos con mayor frecuencia suelen ser donde más seguros creemos que están los niños, como la casa, la escuela o centros deportivos.
Signos de alarma
1- Relatos de abuso sexual, generalmente confusos, poco claros o disociados. La víctima suele tener un comportamiento muy obsesivo en relación al sexo y a las cuestiones sexuales.
2- La víctima puede presentar sangrado, lesiones, picazón o dolor en la zona genital o anal. Tiene miedo, se retrae y se aísla de las actividades normales.
3- La víctima sufre dolores de cabeza, pesadillas y tiene problemas para dormir. Rechaza estar con el agresor o no quiere permanecer en el lugar donde es abusada.
4- Agrego signos que se obvian habitualmente en las precauciones a tener en cuenta. Juegos, intereses y propuestas sexuales que manifiesta un niño a otros niños o adultos deben tenerse en cuenta como indicios de abusos padecidos, antes que las lecturas de precocidades condenadas sin más, ya que puede relegarse a una víctima a más padecimientos. Que no hable y actúe es una realidad.
Y cierra con un dato local –de Tucumán-, que abre la puerta para que cada quien averigüe en la zona donde se vive:
¿Dónde denunciar?
En cualquier comisaría, en un CAPS o en el Centro de Orientación a la víctima, Don Bosco 1886, teléfono 4514912
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