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viernes, 25 de octubre de 2013

Alimentar al mundo entero: reportaje a Gerda Verburg, experta holandesa de la ONU

Enlace y reseña de la introducción al reportaje a Gerda Verburg por Elena Llorente en Página 12

 

“Se puede alimentar al mundo”


La experta holandesa de la ONU afirma que “tenemos todo para alimentar a los nueve mil millones de personas”: hay que cambiar leyes, dar financiaciones y difundir tecnologías. De este modo, se terminaría con la hambruna de 842 millones de personas.

 Por Elena Llorente

Desde Roma

Contra lo que dicen muchos pesimistas y conservadores, el mundo, que hoy tiene 7050 millones de habitantes y en 2050 se estima que tendrá 9 mil millones, puede alimentar a todos ellos, si quiere, con la producción actual de alimentos. Basta corregir algunas actitudes, cambiar algunas leyes, dar financiaciones y difundir tecnologías para que los 842 millones de personas que todavía se van a dormir sin comer y no tienen lo suficiente para darles a sus hijos puedan hacerlo. 

Estos son los objetivos, en definitiva, del Comité de Seguridad Alimentaria de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, cuya sede mundial se encuentra en Roma. En el comité están representados los países miembros de Naciones Unidas, pero también el sector privado y la sociedad civil a través de organizaciones no gubernamentales y otros organismos.

“Tenemos la tecnología, los conocimientos, los materiales, tenemos todo para alimentar a las 9 mil millones de personas. El problema es que los pequeños productores de Asia, y especialmente de Africa, no tienen acceso a las tierras, ni a las financiaciones, ni al conocimiento o los desarrollos tecnológicos. En muchos de esos países, además, las mujeres no son tomadas en serio”, dijo la holandesa Gerda Verburg, actual presidenta de ese Comité, en un encuentro con un reducido grupo de periodistas extranjeros ayer en Roma. 

Explicó además que en el mundo se pierde un tercio de la producción total de alimentos. ¿Cómo? El 50 % de ese total se pierde antes o inmediatamente después de la elaboración. Por ejemplo, si un campesino tiene cabras y ordeña la leche para hacer queso, si no puede conservarla adecuadamente, la leche se pierde en poco más de un día. Lo mismo sucedería con el queso si no es refrigerado adecuadamente. 

El otro 50% se pierde como “alimentos desperdicios” que son creados por los consumidores. Por ejemplo en Holanda, contó Verburg, si se compran cinco bolsas de alimentos en un supermercado, lo normal es que se pierda una bolsa. Es decir el 20% de esa compra. La comida se tira a la basura porque se cocinó de más, porque quedó muchos días en la heladera, porque se sirvió de más en el plato. 

“Podemos hacer mucho para mejorar esta situación y evitar llegar al 2020 con gente que en el mundo todavía padece hambre”, subrayó Verburg, que fue ministra de Agricultura en su país.

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