La Nación
Editorial II
El Mundial de la ciencia
La
inauguración del Mundial de Brasil había despertado numerosas
expectativas, pero una de ellas era muy especial, no sólo para los
presentes en el estadio Arena de San Pablo, sino para la multitudinaria
audiencia internacional que lo seguía desde el universo digital. Lo era
en particular para el equipo de más de 150 científicos pertenecientes a
institutos de investigación y universidades de todo el mundo, que
esperaban mostrar los resultados de casi tres décadas de desarrollo en
neurociencia y tecnología.
Ya sabemos que esa expectativa se vio
frustrada justamente por el desconocimiento: el director de cámaras de
la televisión no mostró el momento preciso en que Juliano Pinto, un
joven parapléjico de 29 años, lograba patear la Brazuca, la pelota
oficial, enfundado en un exoesqueleto robótico desarrollado por el
equipo del científico brasileño Miguel Nicolelis, en lo que constituye
el gran ejemplo de cómo la última tecnología está al servicio de la
neurorrehabilitación.Pero eso ya es anecdótico; lo que importa es que Pinto sí pudo levantarse de su silla de ruedas, caminar y dar ese puntapié inicial que lo ha sido, más allá de este Mundial, también para los estudios que ahora seguirán y para los nuevos que comenzarán. Como lo ha dicho Nicolelis, doctor en neurobiología en la Universidad de Duke, Estados Unidos, ésta es la primera vez que un exoesqueleto es controlado por la actividad cerebral y ofrece un feedback a los pacientes. Es decir que esos metros que logró "caminar" el joven Pinto exhiben en qué etapa está la búsqueda científica para devolver autonomía y movimiento a unos 25 millones de personas paralíticas en el mundo.
La paraplejia es una condición neurológica en la que la parte inferior del cuerpo está paralizada y carece de funcionalidad. La interfaz cerebro-máquina, producto de los avances científicos y tecnológicos, permite que personas con distintos grados de inmovilidad puedan accionar mecanismos robóticos únicamente con la fuerza de mensajes enviados por el cerebro. Todo este complejísimo proceso forma parte del proyecto conocido como Walk Again ("caminar nuevamente"), ideado y dirigido por Nicolelis, junto con su equipo internacional, conformado por 156 científicos, ingenieros y técnicos. Es, también, la otra cara del Mundial que se quería mostrar: que Brasil está invirtiendo en ciencia y que hay potencial humano listo para trabajar exitosamente en ella.
Si esta tecnología lograra funcionar en un futuro de manera que los pacientes parapléjicos puedan beneficiarse de ella, estaremos entonces no sólo ante un gran avance para la tecnología de la rehabilitación, sino también ante una gran esperanza de inclusión para muchos seres humanos que padecen de paraplejia y para sus familias..
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