TALENTOS Y RECURSOS HUMANOS
La nación publicó esta nota de entrevistas a tres mujeres que ocupan un lugar destacado en sus empresas dedicadas al campo. Aquí una reseña para nuestra sección TALENTOS Y RECURSOS HUMANOS y el enlace a la nota completa en el título
Mujeres y empresarias de éxito que se abrieron camino
Tres
casos que demuestran la versatilidad, la fortaleza necesaria para
emprender y una gestión flexible que les permite atender varios frentes
de batalla
Por Liliana Ronsenstein
| Para LA NACION
Si bien hay una
creciente incorporación de la mujer en altos cargos corporativos de
muchos sectores de la economía, en el agro el cambio es incipiente. Sin
embargo, algunas de ellas ya son las número uno en importantes firmas
agroindustrias o en establecimientos de campo. Tal vez, la clave del
éxito para descollar en ambientes tradicionalmente masculinos está en
sus sistemas de gestión más flexibles, modelados a partir de las
múltiples exigencias que demanda la tarea femenina, lo que les permite
atender más frentes de batalla simultáneamente.
"En las gremiales empresariales, siempre les pedimos a los hombres que concreten, que cumplan con los tiempos; ellos se ponen a hablar de fútbol y nosotras no podemos perder ni un minuto, tenemos más cosas para hacer", dijo Rosana Negrini, presidenta de Agrometal y una de las poquísimas mujeres que ocupan un rol destacado en la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola.
"Mi principal función es ser mamá. Siempre llevé a los chicos a la escuela que está a unas cuadras de la fábrica y a la noche hacíamos los deberes juntos", contó Negrini, que tiene cuatro hijos. Y agregó que "todas las mujeres trabajadoras hacemos un doble esfuerzo, llegamos a la casa y tenemos que hacer de todo. En mi caso, la diferencia es vivir en un pueblo chico, como Monte Maíz, eso facilita muchísimo la tarea".
Agrometal es una de las líderes en maquinaria para la siembra de precisión, con más de 60 años de trayectoria. "Mi padre fue presidente de la compañía, yo soy contadora y licenciada en Administración de Empresas y apenas me recibí empecé a trabajar en la fábrica. En 2000, cuando él falleció, ocupé la presidencia. Con 39 años y niños pequeños, llamé a todos los miembros del directorio y les dije: ...Somos un equipo y seguiremos adelante'. Tengo mucho amor por lo que hago y nadie dudó de mí, ni me discriminó por ser mujer, soy muy competitiva", aseguró.
"La actividad en las cámaras empresariales lleva mucho tiempo, aunque nos permite compartir problemas y soluciones. Hay que viajar mucho, pero trato de ir y volver en el día para estar con mi familia. Las mujeres podemos hacer varias cosas al mismo tiempo", concluyó Negrini.
Otra mujer que lleva adelante su empresa a la par de una familia con siete hijos es Virginia Gibson, de Schatzi SA, firma especializada en alimentos saludables y orgánicos.
"Con mi marido, Ricardo Fechser, formamos una pyme a pulmón en los 80, cuando teníamos dos chicos. Fuimos pioneros en la elaboración de granolas, una innovación en el mercado nacional. Trajimos la idea de los Estados Unidos y empezamos a fabricarlas en la cocina de mi casa, que la Municipalidad de San Isidro habilitó como industria primaria. Nuestro primer cliente fue Supermercados Norte", recordó Gibson, explicando que la idea era ofrecer alimentos que ayuden a preservar la salud. "Si lo come mi familia lo puedo vender", subrayó.
En los últimos tres años, con el boom de los alimentos naturales, Schatzi triplicó la producción. Elabora 22 variedades de cereales para desayuno en su planta de Boulogne y los productos llegan a más 350 puntos de venta en todo el país: desde dietéticas y mayoristas a industrias alimentarias supermercados.
"Amo lo que hago y no me importa embarrarme hasta la cintura", dijo Paula Campero, que está al frente de Las Nazarenas, un establecimiento ganadero de 650 ha en Tapalqué, Buenos Aires, plena cuenca del Salado.
Campero nació en una familia de larga tradición ganadera y hace 15 años, al fallecer su madre, se hizo cargo del campo. "Cuando arranqué, el negocio no era rentable, se vendían terneros al destete en momentos de precios bajos, un modelo muy común en la zona. La venta de un ternero alcanzaba para comprar un par de zapatos", recordó.
Hace siete años, Campero se incorporó al CREA Vallimanca y vio la oportunidad de hacer cambios. "El grupo está formado por ocho empresarios y yo soy la única mujer. Al principio, estaba mucho más atrasada que los demás, a pesar de que el campo tiene suelos de buena calidad. Mi principal desafío era tener abundante comida para los animales. El punto de vista de los demás me ayudó un montón", enfatizó.
Actualmente, Campero es presidente del CREA Vallimanca y participa de las reuniones de los 19 grupos del Sudeste de Buenos Aires. "Me propusieron para el cargo porque veían que podía motivar al grupo, los números de mi empresa son un aliciente. No sé si les llama la atención que sea mujer, pero respetan mi palabra, me siento entre pares", finalizó..
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