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sábado, 21 de septiembre de 2013

I/III Septiembre de 1932: Batalla de Boquerón



La Batalla de Boquerón fue el primer episodio de la Guerra del Chaco. Cabal, fiel y admirablemente reflejado en Hijo de hombre, la novela de Augusto Roa Bastos y en la cinta argentina del mismo nombre. La sed, la requisa de camiones del comercio civil, las comunicaciones confusas, las tecnologías erradas -el uso desacertado de aviones y tanques de guerra-, el heroísmo anónimo de hombres y mujeres envueltos en esa guerra, que narran ambas obras de arte, son la historia viva de esas personas. 

Aquí traemos párrafos - extractados de la excelente publicación de Wikipedia-, que lo atestiguan. Vale remitirse a la nota entera, no se la pierdan.  

Boqueron mapa general 02.jpg
Teatro de operaciones Boquerón y alrededores

Fecha
9 de septiembre-29 de septiembre, de 1932
Lugar
Coordenadas
Resultado
Ejército paraguayo reconquista el fortín Boquerón
Beligerantes
Comandantes
Filiberto Osorio
Quintanilla (Primer CE)
Francisco Peña (4.ª Div.)
Manuel Marzana
José F. Estigarribia
Carlos Fernández (1.ª Div.)
Luis Ayala (2.ª Div.)




La Batalla de Boquerón fue el primer episodio de la Guerra del Chaco, entre Bolivia y el Paraguay. Se libró desde el 9 al 29 de septiembre de 1932 en torno al fortín Boquerón y una zona en forma de arco, de 10  a 11 km de profundidad, desde el fortín Ramírez hasta el fortín Yujra.
Culminó con la recuperación del fortín por parte del ejército paraguayo, la captura de sus ocupantes, la caída de los fortines circundantes y la retirada hacia el fortín Arce de las fuerzas bolivianas que intentaban prestar ayuda desde el exterior al fortín Boquerón.
El día 3, Quintanilla recibió una importante información de su amigo personal Jorge Alemán de visita en Muñoz. Alemán era un comerciante argentino que desde Formosa (Argentina) proveía de alimentos, combustibles y repuestos de camiones a la 4.ª División boliviana con asiento en el fortín Arce:
"[Alemán le advirtió que] el Paraguay tenía fuertes concentraciones de tropas desde Casado a Isla Poí y que en próximos días desencadenaría su ofensiva sobre Boquerón con 6000 hombres [...]"
Información del comerciante formoseño Jorge Alemán al general Quintanilla (Antezana Villagrán, 1981, p. 100)
La respuesta de Quintanilla no fue alertar al general Osorio en La Paz sino negar rotundamente esa posibilidad en función de sus propias limitaciones: "¡Ni nosotros podemos poner en el Chaco 5000 hombres y el Paraguay va a atacarnos con 6000 [sólo en Boquerón], usted trata de desmoralizarnos!" le respondió Quintanilla.

el principal enemigo que seguía enfrentando el ejército paraguayo no eran los bolivianos sino la aridez de toda la zona lindante a Boquerón lo que obligaba a la provisión de agua desde Isla-Poí, sin contar con la suficiente cantidad de camiones.
"Empezó la movilización de cuanto carromato mecánico había en la República disponible para el frente. Todos recordamos que no alcanzó a 70 el número de camiones que con nombres jocosos o pintorescos los encontramos destrozados o exhaustos, en los campos de Yucra-Arce-Alihuatá-Platanillos… "
Capitán paraguayo José Bozzano (1962, p. 31)

El mayor Julio Viera que vino desde Muñoz con su destacamento, recibió municiones, ración seca y te en Arce sin bajar de los camiones, luego salió para Yujra y el frente. En pocas horas perdió más del 50% de sus fuerzas y se retiró gravemente herido rumbo a Yujra. Quintanilla advirtió a Peña que esas fuerzas debían rodear y no atacar frontalmente a las "escasas" fuerzas enemigas:
"Conviene ordenar que fuerzas Yujra rodeen posiciones enemigas con débil ataque frontal. No se explica [como las] fuertes fuerzas [ de] Yujra háganse amarrar y realicen sólo ataques frontales contra posiciones preparadas, incurriendo [en] grave falta conducción, ayudando [así] al fácil cumplimiento misión [de las] fuerzas enemigas. Si logra rodearse posición enemiga [que tiene] escasas fuerzas [que] la defienden [...]"
Mensaje de Quintanilla a Peña (Vergara Vicuña, 1944, p. 102 vol. 2)
El presidente Salamanca amonestó a Osorio por seguir utilizando camiones para desplazar tropas desde Villamontes al frente sabiendo las comprobadas deficiencias de ese medio y no cumplir con lo acordado en el mes de agosto.9
Desde Yujra, a las seis de la mañana, Peñaranda, con efectivos del "Campero" y "Loa", efectuó un nuevo y fuerte ataque pero fue rechazado desde la denominada "Isla del Diablo". Mientras tanto, Boquerón amaneció tranquilo. El movimiento del ejército paraguayo se observó en la polvareda provocada por decenas de camiones que proveen municiones, víveres y sobre todo agua. El ataque de todos los días se realizó por la tarde, con los mismos resultados anteriores: los paraguayos, pese a sus denodados esfuerzos, fueron violentamente rechazados. En esta acción falleció el teniente boliviano Juan de Dios Guzmán Montalvo.
A la noche, Marzana escribió en su diario de campaña: "La artillería enemiga concentra su fuego sobre nosotros. Nuestros tres cañones contestan de tarde en tarde para no agotar demasiado rápido su escasa munición. La infantería paraguaya hace esfuerzos sobrehumanos para ganar nuestras trincheras [...]. Se han agotado los medicamentos. El ánimo levantado de jefes, oficiales y tropa se mantiene inalterable. Parece que actuáramos en una maniobra y ninguna calamidad nos arredra".10
Sin embargo, estratégicamente, a partir del día 14, al reducirse dramáticamente el abastecimiento de comida, medicina y municiones que provienen del exterior, el destacamento Marzana ya no tuvo otro destino que rendirse en un plazo relativamente corto, dada la imposibilidad de salir de Boquerón ante un enemigo superior que consolidaba día a día el cerco y el control cada vez mayor de las zonas aledañas y que lo podía aniquilar fácilmente ni bien saliera de la protección de las trincheras y tuviera que recorrer varios kilómetros en una zona infestada de enemigos.
El día 16, a las 09:35 Peña le comunicó al general Quintanilla que Boquerón no tenía munición ni víveres.11 Más tarde Quintanilla (cifrado 1107) le transmitió al General Osorio en La Paz que la situación era grave por la creciente presión enemiga sobre Yujra. Osorio le contestó: "Queda usted en libertad de resistir o retirarse". Sin embargo, horas después Osorio preguntó: "Por su cifrado 140 hago deducción que tropa Boquerón encuéntrase completamente sitiada. Quiero saber qué medidas ha tomado para romper [el cerco]" confundiendo de esta manera al general Quintanilla.12
Se nombró al mayor Rafael Franco, uno de los oficiales más capacitados del ejército paraguayo, para que organice el abastecimiento de agua maximizando el uso de los escasos camiones y la posterior distribución entre las unidades.
Por las noches, desafiando el hostigamiento paraguayo, los soldados bolivianos sitiados en Boquerón buscaron proveerse de agua, galletas y municiones de los innumerables cadáveres en estado de putrefacción que estaban abandonados frente a sus posiciones.
Al amanecer del 29 de septiembre de 1932, después de un intercambio de disparos que duró media hora y terminó a las 06:00 horas, frente al regimiento RI-4 Curupaity, el capitán boliviano Antonio Salinas Crespo del RI-5 Campos y el suboficial Carlos Davila del RI-14 Florida salieron de sus posiciones portando banderas blancas. Frente al RI-6 Boquerón, los tenientes bolivianos Daniel Aguilar y René Miranda con 17 soldados hicieron lo mismo llevando un pedido de entrevista de Marzana.26 Los soldados paraguayos, con justa razón, creyeron que los soldados bolivianos se rendían; salieron simplemente de sus posiciones, ya a muy pocos metros de las trincheras enemigas, y sencillamente entraron caminando al fortín.
En La Paz, el 1º de octubre, el gobierno boliviano, a quien se le ocultó la caída del fortín, envió un angustioso cifrado al general Quintanilla (Cif.247-552 11:50 horas):
"Falta de noticias sobre la situación de Boquerón induce a opinión pública a dar crédito a comunicados paraguayos que describen la acción con detalles, dando lugar a manifestaciones. Atribuyen al Comando que trata de engañar al país, ocultando la verdadera situación, lo que podría ocasionar desórdenes similares a los que ya se iniciaron en Oruro. Urge enviar partes más frecuentes...".
Cifrado de Rivera a Quintanilla (Vergara Vicuña, 1944, p. 331 vol. 2)



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